De lo que ha sido a lo que ha llegado el MCU en solo una década. Cine para adolescentes plagado de CGI y una obsesión por la inclusión, cosa que no es mala per se, que se queda como único leit motiv ante el guión horripilante, las situaciones absurdas y los patéticos intentos de comedia.

Ni siendo fan del cómic uno encuentra placer buscando ver plasmado en la pantalla aquello con lo que disfrutaba en papel. La hoja de ruta de Disney-Marvel es todo un obstáculo para la progresión de un universo que, tras End Game, no para de dar tumbos y producir engendros cada vez más indigestos. Los nuevos personajes carecen de todo carisma, debido quizá a que obedecen al intento de captación de público procedente de Tik Tok. Todo son lucecitas y brillis, rap y payasadas en tropel. Olvídense de Tony Stark vestido con una camiseta de Black Sabbath, eso es en otro universo, ya fenecido.

No es por la inclusión, ni por el CGI, ni por la comedia forzada. Es que las historias son MALAS, y aún peor, se repiten una y otra vez. Con un buen guión no importaría nada de lo anterior, que solo sería carne de foro de haters. The Marvels es lo más intrascendente jamás emitido desde esa casa. Es volver al infantilismo de los cómics de los años 60, que leían los chavales y eran un monumento a la simpleza. Paren ya, detengan esta locomotora descarrilada.