Thriller que juega a afixiante pero que no alcanza los puntos necesarios para sobresalir como algo verdaderamente notable. Un psicópata secuestra familias y obliga a sus miembros a protagonizar perversiones sexuales con un turbio propósito. Un policía con implicaciones personales en el caso le perseguirá sin complicarse en sobrepasar límites.

No me malinterpreten, la película me ha gustado y he seguido su progresión con interés, pero tratando algo tan perturbador como la pedofilia no ha conseguido meterme la congoja en el cuerpo. Me la habían vendido como algo mucho más sucio y transgresor, pero no he encontrado imágenes ni escenas capaces de volarme la cabeza. Por momentos me recordaba a 8mm (1999), la de Nicholas Cage, por aquello de adentrarse en un submundo enfermizo en el que hay personas que se mueven sin ningún remordimiento. No obstante, la de Cage sugiriendo lograba más esa sensación de angustia y ahogo que esta cinta belga.

Tal vez el idioma original flamenco me haya hecho desconectar algo, pero no creo que solo sea eso. O quizá es que ya está uno curado de espanto. Además, está el final, que pretende ser impactante y desolador pero a mí me parece más fruto de una subtrama que queda inconclusa. Pero creo que la pueden ver sin ningún problema salvo que sea unos absolutos mojigatos. Aunque esta lejos de ser un film para toda la familia.