Que se haya podido recuperar esta película, que desde su estreno en los años 60 dormía el sueño de los justos, es todo un acontecimiento.
Poco que añadir en cuanto a su argumento a lo ya dicho, es cierto que la pelicula se va politizando y buscando agitar conciencias conforme pasa su metraje.
Lo verdaderamente "revolucionario" del film es su forma,su puesta en escena, en la que el director nos regala una serie de deslumbrantes, elegantes y complejos planos-secuencia, a veces con movimientos de cámara asombrosos( pocas veces se recurre al clásico plano-contraplano ). Algunos de estos planos-secuencia los hubiera firmado Orson Welles, al que también recuerda por su exacerbado y a veces opresivo barroquismo visual. En este sentido, "Soy Cuba" es todo lo contrario al famoso montaje de acción de Eisenstein y compañía, al que sin embargo sí recuerda en su hipnótica fotografía, en su concepción plástica, que igualmente nos trae a la memoria parte del cine mexicano del "indio" Fernández.
De los cuatro episodios, yo también me quedo con el primero,con ese arranque mágico del plano-secuencia de la piscina ya citado, ese travelling en el club mientras el duo Los Diablos cantan "Loco amor", esa mezcla de glamour y decadentismo que tanto nos recuerda a "La dolce vita", ese joven cantando mientras vende fruta por las calles...inolvidable.
Lo único que se le puede achacar al film es su metraje algo excesivo y una acción que languidece en ciertas ocasiones, por lo demás se trata de una película redonda.