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España España · Xanadú
Voto de Orson_:
8
Western Dos jinetes llegan a Dodge City persiguiendo a un hombre. Es el Día de la Independencia, y la gente se arremolina en torno al premio del concurso de tiro, un rifle único: el Winchester 73. Lin McAdam, uno de los forasteros, gana el concurso, pero uno de sus contrincantes se lo roba y huye. El rifle va pasando de mano en mano: de un traficante de armas a un jefe indio y después a un forajido. Mientras tanto, continúa la persecución. (FILMAFFINITY) [+]
30 de mayo de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con el pretexto de seguir los avatares de un rifle Winchester, único por su perfección, que pasa de mano en mano, asistimos a un relato que condensa muchos de los lugares comunes y personajes característicos del western, desde el ataque de los indios a la caballería, el tiroteo entre forajidos y hombres de la ley, peleas en la taberna o partidas de póker, hasta un concurso de tiro nada menos que en Dodge City.
Si bien el codiciado rifle es el hilo conductor, el verdadero motor que impulsa el argumento es la sed de venganza del personaje de James Stewart por dar caza al hombre que mató a su padre a traición.

Comienzo de una colaboración legendaria entre Mann y Stewart, apoyada en varias ocasiones por el guionista Borden Chase, que supuso una inyección vigorosa al género y uno de los capítulos indispensables del western.

La dirección de Anthony Mann es portentosa, resulta vigorosa y dinámica en las escenas de acción, pero esmerada y detallista en las conversaciones. Son admirables las secuencias dialogadas a caballo, manteniendo el encuadre en travelling al mismo paso que los protagonistas, sin utilización del montaje, con tal habilidad que casi no nos percatamos de estar filmada así salvo por el movimiento del paisaje. Y qué decir precisamente de la utilización de los paisajes, asombroso cómo emplea los contorno de las laderas, la profundidad de campo, el aprovechamiento de hasta el último centímetro de algunos encuadres; no en vano esta habilidad ha quedado marcada con total justicia como uno de sus rasgos identificativos.

Otro aspecto destacable son las formidables interpretaciones de los personajes que se van cruzando en el zigzagueante recorrido de Stewart y el rifle, muchos de ellos están soberbios y consiguen mantener muy alta la intensidad de la historia incluso con breves apariciones, como el magnífico John McIntire como jugador de póker que vende armas a los indios, Millard Mitchell como fiel amigo inseparable del protagonista, al que le aguanta carros y carretones, brillante Dan Duryea como el forajido sinvergüenza Waco, Shelley Winters como antigua corista que intenta comenzar una nueva vida aunque sea junto a un cobarde y que casi sufre las mismas desventuras que el propio rifle, el siempre simpático Jay C. Flippen como sargento de caballería, o Will Geer en una breve y simpática encarnación del legendario Wyatt Earp. Todos estos personajes enriquecen la historia atrapando nuestra atención, relevándose unos a otros para que la narración resulte atractiva e intensa.

Mención aparte se merece James Stewart, un monstruo, un actor con una capacidad impresionante para conectar con el público, bañar de carisma a sus personajes y hacerlos siempre creíbles. Su Lin McAdam de “Winchester 73” es un hombre movido por el ansia de venganza hasta tal punto que ha pasado a dominar su vida, no le deja seguir con ella hasta que ajuste cuentas, le impide hasta dormir o descansar, sabedor de que no podrá estar tranquilo de nuevo hasta que cumpla la misión que se ha autoimpuesto. Pero aun así es capaz de ser amable con quien lo necesita, defender a quien está en apuros o no perder de vista nunca ciertos valores, lo cual lo convierte en un personaje ambiguo que en la piel de Stewart se gana nuestra admiración.

El guión tiene la destreza de ir añadiendo personajes dispares al argumento, algunos de ellos saliendo en un momento dado y volviendo a aparecer más adelante, para crear la sensación de que todo está entrelazado. En esta historia de venganza cuyo origen viene de lejos, la aparición del rifle Winchester marcará un punto inflexivo que nos servirá de presentación a los distintos personajes, pero también como punto de partida a una especie de capítulo final de recorrido circular, que irá generando un incremento de la tensión cuando vamos intuyendo que todo desembocará en un desenlace en el que los personajes más importantes acabarán confluyendo. Esa tensión llegará a su punto máximo en la escena final, la persecución y posterior tiroteo en la montaña, prodigio de planificación, ritmo y encuadre, que supone un broche de oro a una historia contada de forma magistral.

Si alguien ha leído alguna vez referencias a la habilidad que Mann tenía para utilizar el paisaje para influir en el desarrollo de las historias y acabar siendo casi como un personaje más, esta memorable escena final le servirá de maravilloso ejemplo.

Un western imprescindible.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Orson_
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