Es un documento histórico importante de análisis en ciertos campos, una grabación mediocre en contexto y colosal en forma (imperial), como cualquier propaganda que se precie en un partido de estas características, promesas y exaltaciones de la identidad colectiva rodean cada escena. Como en muchas reseñas anteriores que he podido leer, Alejandro Magno si tuviera una camara lo hubiese hecho igual. El esquema de rodaje lo conforman desfiles o marchas de poder, funerales de miembros importantes del partido, juventudes nacionalsocialistas y discursos sobre la patria que realzan un populismo adictivo, destructivo, engañoso para la guerra y utópico mitológico. Hitler si fuera actor, que lo es en su discurso, sería ese protagonista que aparece cuando todos los demás han sobrecargado la escena para brillar ante un público ignorante, es decir, la masa y su partido decoran el protagonismo del dictador.

El punto importante del rodaje es la escena histórica rodada que sirve de fuente para análisis actuales sociológicos, políticos, etc..: las imágenes de las ciudades, la forma de vestir, gesticular, personas, miembros del partido, iconografía, política, peinados, etc.. Digo peinados con cierto humor, porque es curioso que el rapado por los lados con la rata en medio que se lleva ahora en adolescentes y algún moderno salga en las juventudes hitlerianas del rodaje de la cinta, curioso.

Por otra parte destacó que su esquema propagandístico refiere en pasado, presente y futuro del partido, es decir, los miembros que se mueren (el pasado), los miembros que están desfilando (presente), las juventudes Hitlerianas (futuro). En general se quiere transmitir un concepto de herencia, voluntad y perpetuidad que con una buena decoración pseudo romana le va bien.

En general es una cinta que hay que analizar con objetividad en ciertos ámbitos, sin dejar de lado el horror y la estupidez que supuso.

Artista del Maizal