Ash toma a su querida novia a una remota cabaña. Sin saber el mal que ello desatará, ponen en marcha una cinta grabada con notas de un profesor estudiando el Necronomicon. Esta fuerza desatada tiene la habilidad de poseer a la gente y convertirla en zombies con ganas de carne fresca. Todo se complica aun más cuando llegan a la cabaña un segundo grupo de gente. Más almas que tomar por parte de la maldad que habita en los bosques.
A medio camino entre una continuación y un remake, Sam Raimi y Bruce Campbell nos deleitan con esta alocada película. No es en absoluto necesario haber visto la primera para poder seguir esta segunda parte. Aunque suele ser recomendable para poder compararlas. Empieza mostrándonos una versión muy simplificada de la primera, dejando a nuestro héroe Ash en una situación donde el libro de los muertos todavía no ha sido destruido. A partir de ahí entran nuevos personajes. Es en este punto donde podemos entender que se inicia la auténtica historia. Tiene un presupuesto mayor que Posesión infernal y eso se nota desde el principio con la calidad de las cámaras usadas, pues en la anterior parecía hecha con equipo amateur.
Esta película es aclamada por ser una cinta con grandes dosis de humor negro, envuelto en una base de terror y horror. Da la sensación de que no se tomen en serio la película. Sino que con cada escena busquen a la vez asustarnos y hacernos reír. Otro punto a su favor es que la acción la viviremos desde los primeros cinco minutos y ya no decaerá hasta el final. Encontraremos una gran cantidad de violencia, pero su orientación más jocosa la enmascarará como más blanda de lo que es en realidad. Los hechos son tan extremos que solo permiten a los protagonistas centrarse en el ahora y olvidar hacer planes, dando un ritmo frenético al conjunto de la cinta.
El tándem Sam Raimi y Bruce Campbell funciona aquí mucho mejor de lo que lo hizo en la anterior. El director ofrece un trabajo tras las cámaras extraordinario con planos surrealistas y encuadres muy imaginativos. La música y sobre todo los efectos sonoros también juegan un papel importante esta vez. El mayor presupuesto incide positivamente en el apartado de efectos especiales. Bruce Campbell, nuestro protagonista, será torturado hasta la saciedad por zombies, demonios y cualquier ser maligno que aparezca en la película. Tendrá ahora mejor rendimiento interpretativo de lo que consiguió en la primera parte, lástima que no cambie también el nivel de los nuevos personajes. Pues no son más que víctimas sin valor emocional.
Es imposible hablar de esta cinta y no hablar de la primera parte. Hay puntos a favor de ambas, pero en general esta será más accesible al público en general. Con mejor desarrollo de la acción y mayor esfuerzo interpretativo. El orientarla de forma más clara hacia una mezcla entre horror y humor evitan que se convierta en más de lo mismo, pero tampoco llega a alcanzar la frescura y originalidad de la primera.