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España España · VALLADOLID
Voto de CBHCBH:
3
Drama Estados Unidos, años 50. Jack (Hunter McCracken) es un niño que vive con sus hermanos y sus padres. Mientras que su madre (Jessica Chastain) encarna el amor y la ternura, su padre (Brad Pitt) representa la severidad, pues la cree necesaria para enseñarle al niño a enfrentarse a un mundo hostil. Ese proceso de formación se extiende desde la niñez hasta la edad adulta. Es entonces cuando Jack (Sean Penn) evoca los momentos trascendentes ... [+]
14 de febrero de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta vez a Terrence Malick se le ha ido de las manos. No es que el resto de su filmografía sea especialmente de mi agrado, pero al menos irradia un halo singular, un sentido de lo trascendente envuelto en maravillosas imágenes que fluye sin complejos ante los ojos del espectador. Sin embargo en “El árbol de la vida” se abandona a la autocomplacencia en un grado tal, que no deja ver más allá de su desmedido afán por impactar a un público ávido de descubrir algo especial en cada plano.

Es cierto que muchas de las virtudes que se le pueden exigir a una película están presentes en esta: una puesta en escena impecable, un montaje virtuoso, buenas interpretaciones… sin embargo, el trasfondo del filme no consigue lo que pretende, la milimétrica perfección del envoltorio no es capaz de disimular el vacío absoluto de la trascendencia de su mensaje.

El cine puro, libre y sin ataduras de producción, puede llegar a ser igual de maravilloso y tan válido como la película más comercial; el ateísmo estético o la relatividad del arte es una posibilidad más a la hora de afrontar la creación de una obra, pero no necesariamente infalible. Con ello quiero decir que el mero hecho de poseer unas cualidades determinadas no hace que una obra sea buena o mala "per se", su calidad intrínseca es mucho más que el intento por parte de un director de alcanzar un determinado objetivo.

A pesar de que encontramos momentos en que las bellísimas imágenes de la película consiguen inundar nuestros sentidos, en cuanto traspasamos la frontera de lo simbólico, estos se diluyen en un mar de confusión. El montaje no es suficiente para dar coherencia a tal avalancha de imágenes sublimes. Podríamos analizar la película desde otro ángulo si la libertad de creación de Malick se hubiese decantado por la poesía pura, pero no es el caso, se nos intenta transmitir un mensaje que ni por asomo consigue alcanzar el grado de profundidad pretendido.

Espero que las próximas obras de Malick no abandonen la línea mantenida durante tantos años y en tan pocas ocasiones. Está claro que es un autor difícil y por ello es capaz de provocar sensaciones absolutamente encontradas, pero es preferible someterse a una decepción de este calibre que perder la oportunidad de acceder a una de las pocas voces personales del panorama cinematográfico.
CBHCBH
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