Al amparo del típico "Tarantino presenta", Bishop hace realidad todas sus aspiraciones de convertirse en una patraña de director de cine para machotes hormonados con un amplio elenco en el que destacan una enorme chupipandi de guarrunas venidas directamente del porno cutre para acompañar a los restos de Kill Bill, con la que cualquier parecido es absolutamente mera anécdota. Un guión propio de lo peor de lo peor no hace sino redondear la cagada hasta límites francamente insospechados.
Lo mejor: dura poco...
Lo peor: machista, soez y burda... Es espantosa.