Por fín, cinco meses después de su modesto y fugaz estreno, Vulnerables ha llegado a mis manos. Tenía unas ganas locas, la verdad, porque me la vendieron como "terror manchego", y en estas fechas en las que uno echa de menos su tierra a saco, ya saben lo virgenceros, marianos y píos que nos volvemos los manchegos llegadas ciertas fechas, me temblaba el ánimo de la emoción. Volví a cometer el error de los errores, con la peli a punto, entré en esta página a cotillear votos y críticas y me encuentro una legión de ceros, que ahora, después de verla, ni entiendo ni comparto y hasta me ofenden. Porque el salto al cine largo de Cruz Carretero es desde luego cuando menos, interesante. La señora de Bustamante, bueno, como siempre, muy mona, no demasiado brillante pero más que decente en un papel de madre corajillo. Y sí, algunas notas que chirrían en el cuadro de intriga que pretende ser mucho más natural de lo que acaba siendo, pero desde luego no es una peli de 3, ni de 4.
Allá ustedes...
Yo ya no cometo el consiguiente error visceral de ver menos de un cinco y no dar opciones. Si ustedes lo hacen, igual se pierden una interesante peli que entretiene digna y decentemente hasta el final donde lo que más se critica es la interpretación de la prota, como ocurrió en sus dos pelis anteriores bajo el amparo del a veces cansino Garci, Sangre de Mayo y Luz de domingo, donde estaba igual de correcta.
Será que eso de que se lleve a la cama cada noche los abdominales del de los gorgoritos lacrimógenos del andamio nos puede como envidiosas que somos.
Ay...
Y sí, esa llegada en carretera a Villarta, Argamasilla o Cinco Casas como no podía ser de otra forma, en medio de un entierro, con esos campos llanos multicolores, secos y afables de mi Mancha me emocionó como siempre. Y el acento, las trébedes y las gachas... Sniffff....
Joaquín Perles, para comérselo a besos.