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Voto de PJ Martínez:
8
Terror. Thriller En una universidad de Estados Unidos, una chica es asesinada y su cadáver aparece sin la cabeza. Al poco tiempo, otra chica es asesinada en la piscina de la Universidad y su cuerpo destrozado. La policía decide poner una mujer policía en la universidad, camuflada como profesora de tenis. Posteriormente, una periodista que investiga las muertes, es también asesinada, y otras dos chicas aparecen muertas y mutiladas... (FILMAFFINITY)
24 de octubre de 2022
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Aunque no tenga el suficiente reconocimiento, el cine de terror español contiene es una de las mejores filmografías de este genero dentro del panorama europeo, teniendo su propio subgénero, el Fantaterror. Y el cine slasher no fue una excepción, y el máximo ejemplo de slasher español fue Mil gritos tiene la noche (1982) de Juan Piquer Simón.

Una película de terror que combinando elementos de la fórmula del slasher con otros del Giallo, crea una joya del terror que aun con sus defectos de la serie B, acaba siendo una buena película con la que hondar dentro del terror más patrio.
El argumento se centra en como una serie de brutales asesinatos de chicas dentro de un campus universitario estadounidense y de cómo la policía trata de resolverlos en colaboración del equipo decanal y alumnos como Kendall.
La parte argumental quizás sea la menos relevante de la historia, combinando elementos de giallos como Torso: Violencia carnal de Sergio Martino, o slashers populares como La noche de Halloween, prácticamente calcando el inicio y motivación del asesino que en la película de Carpenter e incluso contiene un giro final que recuerda a Carrie o Viernes 13.
Creando así Piquer Simón un auténtico chorizo cinematográfico con el que se crea en cierta forma, el slasher ochentero perfecto, incluyendo sus dosis de desnudos, sexo y castigo. En cierta forma, esta combinación vino siendo la formula del cine slasher que ya se estaba asentando y que base de unir partes de una u otra película, se creó.
Pero si algo destaca un slasher es por la violencia y en este largometraje no faltan. El arma de predilección del asesino, una motosierra que pertenece al conserje y con la que mutila y decapita a sus víctimas.
Un asesino vestido de negro que recuerda a Siete novias para un asesino, el clásico de Mario Bava, que con guantes de látex se emplea con sus víctimas, como ejemplo en un asesinato a cuchillo limpio en una piscina de agua que parece que se metió en el guion solo para poder tener una muerte acuática.

La galería de los personajes que vemos es curiosa, tenemos el nerd; la rubia caliente; la deportista; el conserje siniestro, Willard, una especie de Bud Spencer con un tic en el ojo que genera mas de una risa cuando aparece en escena; el policía veterano; e incluso tiene un cameo Bruce Le como profesor de kung Fu.
Bruce Le, actor de artes marciales de la era de la Bruceploitation, cuándo tras la repentina muerte de Bruce Lee, los productores decidieron explotar la imagen del actor hasta la saciedad con películas que combinaba material de otras ya existentes o sin terminar con otras en las que recurrían a actores que se parecían para poder sacar dinero.

Pero este largo no esta falto de fallos, que quizás su condición ya de culto de la serie B los convierten en encantos, como en el asesinato de la cama de agua, donde se ve como el cuchillo se dobla en una puñalada o anacronismos en el epilogo, transcurrido en 1942 pero con teléfonos anacrónicos o el puzle, parte fundamental del filme, se compone de una foto de una mujer desnuda que se nota que es de los años 70. Pequeños detalles que delatan.
O como intentan hacer pasar Madrid por Boston, en mejor o peor medida, recurriendo a actores estadounidenses o usando una furgoneta de reparto, seguramente por motivos económicos al tener más mercado una película ambientada en EEUU que en España, perdiendo en cierta forma, la oportunidad de tener una obra cinematográfica de este subgénero puramente española. Aunque si algo nos ha demostrado la reciente tendencia en la música a fusionar el folclore mas tradicional y las tendencias musicales electrónicas más modernas, es que el cine puede también intentarlo.
En conclusión, Mil gritos tiene la noche es uno de los mejores ejemplos del cine slasher ya no español, del que es el máximo represente, sino en general de una época en el que el genero ya se iba asentando y con el que disfrutar de tu dosis de casquería cinematográfica antes de la era digital.
PJ Martínez
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