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7
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5,9
4.807
Western. Comedia
A Trinidad y a su hermano "El Niño" no les sale nada bien. Su último golpe, el asalto a una diligencia, resulta un fracaso total por no llevar nadie dinero encima. El azar les lleva entonces a un pueblo en el que la gente les toma por "Rangers". Allí les tratan como a príncipes pero a cambio deben poner a raya a una banda de forajidos que tienen al pueblo atemorizado. La situación se complica cuando aparecen los verdaderos "Rangers". (FILMAFFINITY) [+]
Le seguían llamando Truanca ya que solo se fijaban en los títulos y no en el contenido de la crítica
12 de marzo de 2010
16 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Secuela del film Le llamaban Trinidad, dirigida nuevamente por Enzo Barboni, que vuelve a deleitarnos con las aventuras de la pareja Hill-Spencer. En esta ocasión, veremos a nuevos personajes como pueden ser los padres de “El niño” (Bud Spencer) y Trinidad (Terence Hill).
La historia nos explica una vez más las aventuras de “El Niño” y Trinidad, que se reencuentran en casa de sus padres, donde ven como el estado de su padre es delicado. Su padre les pide que si él muere, permanezcan juntos y unidos pase lo que pase por muchas diferencias que tengan entre ambos. Dicho y hecho. Juntos intentarán realizar un atraco a una diligencia para conseguir algo de dinero, pero no logran dicho atraco con éxito. Sin saber qué hacer, por casualidades de la vida y el azar, llegan a un pueblo donde la vida de ambos dará un giro de ciento ochenta grados.
El reparto de actores, encabezado por Bud Spencer y Terence Hill nos muestra lo habitual en ellos. El primero con su personaje de carácter gruñón, arisco y de pocos amigos pero a su vez el que toma las decisiones mientras que el segundo, es quien tiene una mejor habilidad con el revólver, las mujeres y es más solidario con las personas. En cuanto al resto, destacar que como en su antecesora, nos muestra escenas memorables que son plenamente divertidas y cómicas que deleitarán a cualquiera que vea la cinta. Muy buena ambientación, que sigue en su línea. Seguimos viendo un Oeste donde las personas visten con harapos y apenas se baña o limpia. El conjunto de la película cubre correctamente esa nostalgia que nos dejó la primera parte.
En cuanto a la banda sonora compuesta por Guido De Angelis y Maurizio De Angelis comentar que no tiene ese ritmo pegadizo que tanto gustó en Le llamaban Trinidad, ya que no goza de un gran protagonismo a pesar de hacerse notar un poco hacia el final.
Poco más que decir de este entretenido Spaghetti Western que nos regala divertidas escenas y muchos diálogos hilarantes que al no ser constantes, no consiguen evitar que las dos horas que dura el film se hagan empalagosas.
La historia nos explica una vez más las aventuras de “El Niño” y Trinidad, que se reencuentran en casa de sus padres, donde ven como el estado de su padre es delicado. Su padre les pide que si él muere, permanezcan juntos y unidos pase lo que pase por muchas diferencias que tengan entre ambos. Dicho y hecho. Juntos intentarán realizar un atraco a una diligencia para conseguir algo de dinero, pero no logran dicho atraco con éxito. Sin saber qué hacer, por casualidades de la vida y el azar, llegan a un pueblo donde la vida de ambos dará un giro de ciento ochenta grados.
El reparto de actores, encabezado por Bud Spencer y Terence Hill nos muestra lo habitual en ellos. El primero con su personaje de carácter gruñón, arisco y de pocos amigos pero a su vez el que toma las decisiones mientras que el segundo, es quien tiene una mejor habilidad con el revólver, las mujeres y es más solidario con las personas. En cuanto al resto, destacar que como en su antecesora, nos muestra escenas memorables que son plenamente divertidas y cómicas que deleitarán a cualquiera que vea la cinta. Muy buena ambientación, que sigue en su línea. Seguimos viendo un Oeste donde las personas visten con harapos y apenas se baña o limpia. El conjunto de la película cubre correctamente esa nostalgia que nos dejó la primera parte.
En cuanto a la banda sonora compuesta por Guido De Angelis y Maurizio De Angelis comentar que no tiene ese ritmo pegadizo que tanto gustó en Le llamaban Trinidad, ya que no goza de un gran protagonismo a pesar de hacerse notar un poco hacia el final.
Poco más que decir de este entretenido Spaghetti Western que nos regala divertidas escenas y muchos diálogos hilarantes que al no ser constantes, no consiguen evitar que las dos horas que dura el film se hagan empalagosas.