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España España · Zalfonada City
Voto de Kinari:
7
Thriller Anna (Naomi Watts), su marido George (Tim Roth) y su hijo de diez años (Devon Gearhart) se van a descansar a su residencia de vacaciones situada al lado de un lago. Nada más llegar, aparecen dos jóvenes (Michael Pitt y Brady Corbet) aparentemente muy educados que dicen ser amigos de los vecinos y que les piden unos huevos. Remake norteamericano (casi una copia) de la película homónima de Haneke, de 1997. (FILMAFFINITY)
31 de octubre de 2009
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Confieso que ví Funny Games U.S. sin saber que existía una antecesora austriaca rodada por el mismo director una década antes. Así que hablaré de ambas como si de una sola película se tratase ya que son calcadas plano a plano. Y para ambas, chapeau. Sí, reconozco que la trama es un desagradable espectáculo, una broma de mal gusto, un enfermizo entretenimiento, pero en lo que no engaña a nadie es en la intención, que no es otra que provocar incomodidad, horror e inquietud; sacar de quicio al espectador. Síntomas que en definitiva nos provocaría el vernos en una situación tan realista como desesperada, la de los protagonistas, una inocente familia que sin comerlo ni beberlo se ven envueltos en el sádico juego de dos perturbados sin posibilidad de escapatoria.

Funny Games es una patada directa al estómago de los millones de consumidores de thrillers de suspense y terror Made in Hollywood, productos que casi siempre banalizan la violencia y en cuyos argumentos rematan de manera mediocre y previsible un final casi siempre feliz en donde los protagonistas escapan por los pelos del psicópata de turno, que siempre la palma o sobrevive para aparecer en una tan secuela supertaquillera o más que la anterior.
Aquí los buenos no ganan. Haneke (por medio del infame protagonista) se dirige de manera directa al espectador, burlándose de él y advirtiéndole que esta vez las cosas son diferentes y que lo que sería normal en cualquier película comercial, como la muerte de uno de los malos, aquí no va a ser tal, de ahí el comentado y polémico rebobinado al que algunos no encuentran sentido.

El director quiere que seamos testigos morbosos del terrible trago que la desafortunada familia tiene que pasar. Irremediablemente, no podemos escapar de la trama; Haneke nos convierte en sufridores pero a la vez también en vouyeres morbosos, algo que ya nos hizo pasar Kubrick en La Naranja Mecánica, filme de culto con el cual esta película guarda cierto parecido en este aspecto y en otros más evidentes como por ejemplo, su odioso duo protagonista, ambos vestidos de blanco impoluto, asquerosamente educados, tan irónicos como eficaces que tratan de hacernos caer simpáticos con sus desquiciados juegos, algo similar a lo que pretendía Alex (Malcolm McDowell). Sin duda, este personaje es una buena fuente de inspiración para los dos “golfistas”.

Alguno creen que se trata de un macabro escarmiento visual para incomodar a la clase alta. Prefiero pensar que simplemente se trata de un ejercicio realista de infringir terror sin concesiones y además de una manera elegante, sin sangre ni vísceras por doquier, algo a lo que Hollywood tiene que recurrir a veces para conseguir siquiera inquietarnos un poco.
Kinari
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