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Francia Francia · París
Voto de keimus:
3
Terror Después de una feliz luna de miel en la que hubo una noche de la que no recuerdan nada, una pareja de recién casados se entera de una noticia sorprendente: serán padres antes de lo que habían previsto. Con la idea de conservar recuerdos del embarazo, el marido comienza a grabarlo todo, pero pronto empieza a notar que su mujer se comporta de forma muy extraña. (FILMAFFINITY)
10 de mayo de 2014
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace un par de días fui al cine para ver esta película (a.k.a. The baby en Francia, por alguna razón) y debo confesar que no salí decepcionado porque entré a la sala de cine sin expectativas y sin saber de qué iba el film y pues bueno, qué les digo…Para empezar me dormí recién entrado a la sala de cine, porque arrastraba la pereza del día festivo y sólo hasta cinco o diez minutos después de iniciada la película me desperté (razón por la cual no me tragué de aquel spoiler que le daña a uno la “sorpresa” del final, del que sabría más adelante por las críticas). Luego me quise meter de lleno en la película y por un momento lo estaba logrando, porque la pareja, con todo y clichés, empezaron a pintarnos una bonita relación, algo creíble…hasta que al tipo le da por salir con aquel rollo de filmar los mejores momentos de su vida. Hasta ahí llega la señora credibilidad o mejor, empieza la señora predictibilidad. No sé cuánto tiempo pasó antes de eso, si dos, tres, cinco o siete minutos. El caso es que con aquella intervención pensé que la película iba en rollo actividad paranormal, REC o alguno de esos exorcismos baratos.

Pero no, los guionistas me sorprendieron con una escena (luego del matrimonio y ya en la luna de miel en Santo Domingo) que para mí es la verdadera película de terror en la película de terror: ya sabemos cómo son los gringos, llegan a tierras extranjeras imitando de forma graciosa el lenguaje de los locales y tomando unos riesgos que ni los que viven en la ciudad se atreverían a tomar. Esto los hace meterse en chascarrillos como entrar en una casita lejos del tumulto donde hay una de esas brujas embaucadoras o peor aún, tomar un taxi y no bajarse en el momento en que el conductor les dice que no van para su destino, sino para otro al que él “invita”. No sé ustedes, pero una vez el tipo dijo eso, inmediatamente empezaron a ponérseme los pelos de punta, porque recordé varias de esas historias de pasajeros que fueron robados, secuestrados, violados por haber tomado un taxi equivocado. No ayudó mucho que el conductor hablara mal inglés y el turista pésimo español, puesto que esa situación nos puede pasar a cualquiera de nosotros y no sé ustedes, pero yo sufrí con la pareja, yo intentaba mirar a todas partes (bueno lo que permitía el plano) con el miedo de que en algún momento pudiesen salir unos tipos armados hasta los dientes en plan Far Cry 3, con el ánimo de meter a las personas en jaulas donde éstos tendrían que alimentarse de ratones y culebras…pero no, sólo llegaron a una fiestecita donde se emborracharon, se abrazaron y luego, cayeron en una de las escenas más inverosímiles que pudieron haber imaginado (en donde por alguna razón la cámara se prende de la nada, quien sabe si por obra de Satanás o de algún defecto de cámara, qué sé yo, los que vieron la película saben a qué me refiero).

Luego de ello y ya de vuelta en los “States”, comienza una serie de eventos poco creíbles, que en lugar de dar suspenso y miedo a la película terminan acribillándonos de risa (para no ir tan lejos, en el teatro en el que estaba, todas las personas se rieron con la escena del supermercado). La entrada de las diferentes cámaras que aparecieron en el film, fueron arbitrarias e inverosímiles, por lo que me hace pensar que el guion fue hecho en una tarde de nachos y cerveza y pues bueno. La reflexión sobre que este género ya está agotado, la han dado en este espacio otros comentaristas, por lo que no me extenderé sobre ella. Sin embargo, sí creo pertinente decirle a todos aquellos que estén pensando en si ir o no al cine, que mejor esperen a que esta película salga de cartelera, la pongan en dvd y éste baje de precio para comprarla y verla en una noche de domingo con algunos amigos. No se amerita pagar una entrada al teatro (que bien cara sí es), para observar algo ya muchas veces visto y cuyos sustos son tan limitados y chapuceros, que ni siquiera permiten aprovechar el momento de agarrarle la mano (o algo más) a la novia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
keimus
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