Tras un inicio prometedor con un tono agradable y ligero, Tim Burton destruye su película con el paso de los minutos hasta desembocar en el término “decepcionante”, por ser suaves.
El director norteamericano no deja macerar el guión. Burton pasa de puntillas por todos los temas a tratar, sin llegar a tocarlos nunca. Consecuencia de ello, la película es la vacuidad estrechándote la mano. –Hola vacuidad, encantado.
Sin embargo, una película sin sustancia puede ser agradable y entretenida. Para Big Eyes este es un cometido demasiado elevado. Su gran problema es la falta de tino de Tim Burton con el ritmo cinematográfico. La película es atropellada; no deja momento para que descanse en la pausa. Es diálogo, diálogo, diálogo y más diálogo. Existen muy pocas escenas de transición que sitúen la acción posterior en su contexto, presentando por ejemplo la nueva problemática que se va a tratar a través de imágenes recurso.

A todas luces, un film deficiente a pesar de su buena estética y las notables actuaciones de Amy Adams y Christoph Waltz.

NOTA: 4.