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Voto de Capitan Ahab:
9
Drama. Comedia Pasolini recrea con su personal estilo los divertidos cuentos eróticos de "El Decamerón" de Boccaccio. Entre otros, está el cuento de Andreuccio de Perugia, que se deja convencer por unos ladrones para quitarle un rubí al cadáver de un arzobispo. Entre los cuentos de carácter licencioso está, por ejemplo, el de Masetto de Lamporecchio, un hortelano que se finge sordomudo y loco para entrar al servicio de las monjas de un convento y ... [+]
11 de noviembre de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un productor convencional se tiraría de los pelos ante lo que para él serían diálogos forzados, primeros planos estáticos y reiterativos, sonrisas bobas, gestualidades exageradas. En definitiva, abominaría de la escasa verosimilitud formal de las puestas en escena de Pasolini y no tardaría ni cinco minutos en despedirle y contratar a un experto simulador de pasiones que lo primero que haría sería sustituir por profesionales de la interpretación a todo este elenco de tipos pintorescos que no tienen ni idea de lo que es ponerse delante de una cámara. El resultado, con suerte, sería una película profesionalmente perfecta pero artísticamente amorfa, otro ladrillo en el muro, que dirían Pink Floyd. Pasolini es el adaptador ideal de Bocaccio. Suma a la orgía literaria de la magnífica selección de relatos de El Decamerón la orgía folk que supone el paseo por los rostros, desnudos de interpretación, de los tipos raciales itálicos y la música de la banda sonora. Tiene el perdonable pecadillo ególatra de encarnar por sí mismo al que se dice “uno de los mejores pintores del mundo”, pero los retazos intercalados entre los cuentos en los que, por medio del personaje de dicho pintor, expresa la pasión de la creación no desmerecen del resto y sirven para rematar el conjunto con ese magnífico “¿para qué realizar una obra si es mucho más hermoso soñarla?”, pregunta que muchas personas con inquietudes creadores se deben de hacer a menudo. Los francos desnudos y procacidades en que se sustenta la obra (igual que el libro de Bocaccio) solo pueden escandalizar a quienes todavía quieren ponerle calzoncillos al David de Miguel Angel: quien intentara verlos con intención de excitarse iba a salir muy decepcionado. Además, igual que Bocaccio, Pasolini no se limita a recrearse en el gracejo popular de lo erótico y llano sino que tiene sus momento para el lirismo y la tragedia (aquí, con el cuento de la enamorada que guarda en una maceta la cabeza de su novio asesinado).
Capitan Ahab
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