Tenía buenas expectativas con esta película, pero me ha decepcionado bastante. Me esperaba una historia sencilla e intimista, al estilo de Una historia verdadera, pero me he encontrado con una especie de canto a la libertad impostado, bajo las formas de un videoclip o un anuncio de colonia. No bastan unos paisajes apabullantes y una banda sonora cuidada – aunque a mí Eddie Vedder me parece un rollo - para levantar una película tan larga y aburrida. Y si el protagonista tuviera cierto carisma y se pudiera empatizar con sus motivaciones, aún podría verse con agrado, pero este chico resulta ser un pijo aburrido y egoista, que se hace antipático desde el primer al último minuto.

No le gusta la sociedad capitalista, por eso rechaza el coche nuevo que le ofrecen sus bienintencionados (malvados) padres y se queda con su viejo cacharro que contamina el triple y que a las primeras de cambio deja abandonado en el desierto, ¡toma ya!
El dinero lo quema, pero la necesidad manda, así que tiene que trabajar en el Burger King para poder hacerse con armas, víveres, etc, porque, claro, no se puede vivir como un Sioux en pleno siglo XX.
Quiere vivir su vida en solitario, alejado del mundo, pero no para de rodearse de gente para autoafirmarse en la decisión tomada y engordar su vanidad. Estamos en 1992, pero de haber sucedido su escapada en estos tiempos le hubiésemos dado nuestros likes en su blog y cuentas de Instagram, Facebook y demás, que a buen seguro hubiese creado para tal fin.
En fin, estas y otras muchas contradicciones, que ya han señalado varios usuarios, se unen a lo más incomprensible de todo, que es la tortura a la que somete a su familia, que no sabe si está vivo o muerto, mientras él está de cachondeo con sus amiguetes.. ¡mucha sensibilidad y un rico mundo interior, pero con su familia se comporta como un zoquete!

A mí no me idealicen a este niñato como si fuera un héroe moderno, porque no es más que un egoista que huye de sus responsabilidades, no sabe ni lo que quiere y tortura a su familia injustamente.