La historia que nos ofrece Mike Leigh habla de la vida de unas familias destruidas social y moralmente. Unas familias de los barrios pobres de Inglaterra que luchan por mantener un trabajo humilde y poder pagar cada factura. No se permiten lujos, ni vacaciones. Solo sueñan con poder sobrevivir.
La familia protagonista está formada por cuatro miembros, donde la madre y la hija llevan una vida más normal dentro de esa situación precaria. Ambas se levantan muy temprano para poder ir a su trabajo, y ganar su sueldo miserable. El padre es un taxista que vive hundido en el peso que le ofrece la vida. Le cuesta empezar el día, y sobrevive alquilando un taxi que no consigue buenos clientes debido a la hora que comienza a trabajar. La familia la completa un chico agresivo que ni estudia ni trabaja. Solo está obsesionado con comer, la televisión y discutir.
Toda la familia está rota internamente y eso se aprecia en su aspecto físico. La dejadez en su vida se aprecia a cada momento. Todos asumen lo que les toca vivir, y se resignan como autómatas a seguir adelante, pero habiendo perdido la chispa de esa ilusión por conseguir algo mucho mejor.
En fin, nos encontramos ante un fuerte drama que retrata la vida de una serie de personas humildes, que intentan mantenerse a flote en una sociedad que les hunde aun más. Es una película que cuenta con unas brillantes interpretaciones que conmueven gracias a su dramatismo y a su intensidad.