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España España · Sevilla
Voto de Mario:
9
Cine negro. Thriller Una calurosa madrugada neoyorkina, la modelo Jean Dexter es asesinada a sangre fría. El teniente de homicidios Daniel Muldoon (Barry Fitzgerald) se hace cargo del caso con la ayuda de un joven y competente detective, Jimmy Halloran (Don Taylor). Mientras los policías tratan de desentrañar los motivos que condujeron a la muerte de la chica y de encontrar a su asesino, la vida cotidiana sigue como si tal cosa en el corazón de la populosa urbe. (FILMAFFINITY) [+]
18 de abril de 2020
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Julius Dassin (1911- 2008) es un director de cine estadounidense de ascendencia judía que tuvo que marchar a Francia al ser incluido en la lista negra de Hollywood durante el macarthismo. Allí cambió su nombre, lo afrancesó, por el de Jules, y rodó lo mejor de su obra inscrita en el cine de gánsteres y policiaco de posguerra, en el llamado cine negro: Fuerza bruta (1947), La ciudad desnuda (1948), Mercado de ladrones (1949) y Rififí (1955) de la que Truffaut dijo: De la peor novela que he leído, Dassin hizo la mejor película de cine negro que yo haya visto nunca".
Dassin se casó con la actriz griega Melina Merkouri y realizó en Atenas Nunca en domingo (1960), una película griego-estadounidense escrita, producida, protagonizada y dirigida por él. La banda sonora, que incluyó la canción “Los niños del Pireo” de Manos Hatzidakis, ganó el Oscar de ese año.

En “La ciudad desnuda” Jules Dassin nos ofrece su particular visión de Nueva York, tal como hará muchos años después Woody Allen. Nueva York, y en especial Manhattan, se convierte en un "personaje" más de la cinta, como un testigo que cuenta lo que ocurre en sus calles. La película está íntegramente rodada en exteriores, en las calles de la metrópoli, en pequeños apartamentos. Así, la cámara de Dassin recorrerá con modernos travellings las calles plagadas de gente transitando sin descanso por las aceras, a niños jugando con el agua que sale de las bocas de riego o saltando a la comba en medio de la calzada, o a los desquiciados ciudadanos aprisionados en asfixiantes vagones de metro y en viejos autobuses interurbanos. Igualmente Dassin no dudará en mostrar a policías pateando las calles en busca de cualquier pista que ayude a esclarecer el caso más oscuro, y todo ello empleando el sano recurso de entremezclar a los actores con la muchedumbre sirviéndose, para conseguir este halo de verismo, de unos innovadores planos cenitales al más puro estilo de la Nouvelle Vague. En ciertos planos Los cuatrocientos golpes, y Al final de la escapada son rotundos calcos de las secuencias fotografiadas doce años antes por Jules Dassin. La escena de la persecución final rodada en el puente de Williamsburg es redonda.

Ya desde la primera secuencia, una portentosa toma en helicóptero que muestra los impresionantes rascacielos de la isla de Manhattan, llega una sorpresa: los títulos de crédito, en lugar de aparecer escritos en la pantalla son narrados por la voz en off de uno de los productores. Voz que nos acompañará en muchos tramos del film, como si fuera una película para ciegos. Dassin optó por no contratar a una estrella para el papel de protagonista, no quiso que la ciudad perdiera importancia, que fuera ella la diva del film. Para ello contrató al veterano Barry Fitzgerald como protagonista, conocido porque había sido el que interpretó al amigo borrachín de John Wayne en El hombre tranquilo. Fitzgerald da vida al comisario jefe, un personaje entrañable del que no conocemos nada de su vida privada. A su lado, un actor bastante más atractivo, Don Taylor, que aparece como un novato e imberbe compañero - tiene planta de torero - que acaba de aterrizar en la comisaría y en la ciudad con su mujer e hijo con el objeto de resolver un enrevesado caso de asesinato cometido por un desconocido homicida contra una joven maniquí.
Sin duda la película de Dassin es una joya. Otro maestro, Billy Wilder, afirmó algo que logra La ciudad desnuda : "Si el cine consigue que un individuo olvide por dos segundos que ha aparcado mal el coche, no ha pagado la factura del gas o ha tenido una discusión con su jefe, entonces el cine ha alcanzado su objetivo". No hay más que añadir. Invito a quien no la haya visto a que la descubra. Se va a sorprender.
Mario
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