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Voto de Lucyfero:
8
Drama Michael Corleone, heredero del imperio de don Vito Corleone, intenta rehabilitarse socialmente y legitimar todas las posesiones de la familia negociando con el Vaticano. Después de luchar toda su vida se encuentra cansado y centra todas sus esperanzas en encontrar un sucesor que se haga cargo de los negocios. Vincent, el hijo ilegítimo de su hermano Sonny, parece ser el elegido. (FILMAFFINITY) En diciembre de 2020 se estrenó en cines y ... [+]
7 de enero de 2009
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La gran redención de Michael llegó. Y lo hizo porque tenía que hacerlo. Así al menos ocurre en una historia sin complejos, responsable con su pasado; y totalmente ensombrecida por sus predecesoras, lo más alto del cine. El Padrino III empieza como una hormiguita en un mundo de elefantes (El Padrino I y II) pero que al final acaba por subírseles a la trompa y picarles en un ojo. Una tremenda oda, eso sí, con un comienzo titubeante en que la ambientación no recuerda a ese mundo sombrío en el que se entrelazaban historias de familias, asesinatos y negocios; ¿Esto es el Padrino?... a duras penas comienza a serlo.
La clave, una vez más, la tenía Al Pacino, que no acababa de cogerle el matiz a su fantástico personaje, o bien Coppola no había acabado de pulirlo como era debido. Pero, gracias al cine, lo hace, bien que lo hace; con momentos prodigiosos, que llegan entre un cierto tufo a refrito, a "esto ya lo he visto... y mucho mejor". Pero con un final grandioso, espectacular, mágico y sublime (como el que no tuvo ninguna de las anteriores entregas); inmortal en el cine.
Esas gafas que esconden detrás de ellas al hombre que existe tras el despiadado capo de la Mafia, bien merecen el olimpo del cine que sí tienen sus anteriores películas. Aparecen y desaparecen para darnos a entender que hay un hombre, y que quiere liberarse de todos los fantasmas que le atormentan, como la sanguinaria muerte de su hermano Fredo, como la descomposición de su familia. Porque esta es una película a la eterna y sufrida figura del tormento, esa que desquicia a Michael y que alcanza su clímax en la memorable escena de la confesión con el arzobispo; "Padre, he matado hombres"...
Una obra no tan bien vestida como sus predecesoras. Con algunas actuaciones mediocres (Sofía Coppola, por dios), y personajes a mi gusto nada creíbles (Vincent). Con situaciones y escenas sonrojantes, ciertamente, como la relación totalmente forzada y adolescente entre Michael y Kay; que no tiene ningún lugar ni sentido en la película. Pero, a pesar de estas sombras, es igualmente compleja que el Padrino I y II; ahondando en conceptos que bien tuvo que soportar el padre del protagonista, el inmortal Vito: como la presión desmedida del poder, en contraposición a la vejez, a un cuerpo achacado; como la superación moral, la confrontación con tus pesadillas, con tu pasado.
El gran fallo es, entonces, que en esta tercera entrega no hay un Marlon Brando, ni un Robert De Niro, ni un Robert Duvall, ni un James Caan... pero si un Al Pacino; que vuelve a ser el más grande, interpretando al personaje más grande de la historia del cine, Michael Corleone.
Aguanten hasta el final, merece muchísimo la pena. Y una vez visto, deleitado, cerrada tu boca abierta y limpiadas las babas que provoca el gran cine; rebobinen y vean ese final otra vez, rebobinen y otra vez, rebobinen y otra vez...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Lucyfero
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