Cuando apareció por primera vez en televisión Anne Igartiburu se dijo de ella al presentarla; "Te quedarás con su cara antes que con su nombre". Lo mismo pasa con Shyamalan. Así que para no andar con el -copia y pega-, en esta crítica será llamado "Night".

No me suele decepcionar el director indio, ya que yo si he sabido ver que Night no pretende conseguir en cada nueva película un nuevo sexto sentido. Y vosotros (humanidad), con vuestras presiones no dejáis trabajar con calma al hombre. Lo tenéis coaccionado. El pobre se me acojona cada vez que tiene que estrenar película porque los mortales quieren la taquicardia en sus propios cuerpos exigiendo un susto de infarto tras otro. Queremos un paro cardiaco y a eso se le llama suicidio; así que el bueno de Night un poco cansado ya, nos ha ofrecido eso mismo; suicidios a puntapala.
Y es que no está obligado a meternos el miedo en la piel. Ni con la Joven del agua tampoco lo estaba. El propio espectador es el que no pasa página, y si yo fuese él estaría jodido. Me sentiría el único director al que no se le permite cambiar de registro.

La historia arranca de manera brutal. De los comienzos más interesantes que he visto en mucho tiempo. Esta sí resulta una película imposible de abandonar a los 15 minutos por muy importante que fuese el imprevisto que surgiera. Incluso al que no le agrada, sería incapaz de cortarla y pasar a otra cosa. Porque queremos saber. Night consigue que su guión nos deje intrigados en sus primeros compases.
Como negativo tiene, para mi gusto, que demasiado pronto se desvela qué es lo que puede producir tales circunstancias. Muy pronto dejas de jugar a detective y sólo te quedará ver quien muere de manera más espectacular... rectifico; también interesará el futuro de los protagonistas, no soy tan cabrón.
En sus minutos finales sí es cierto que va perdiendo fuelle. Y todo ello rematado con un desenlace muy decepcionante. De todas formas merece la pena echarle el ojo.

Los protagonistas, al contrario que al 90% de mis compañeros sí me agradaron.