Probablemente la mejor película de su director. La más completa, la más madura, la que tal vez más pasión contenga dentro. No es un biopic al uso. No es un drama sobre llegar a la luna. Es una desgarradora película familiar e intrsopectiva sobre la pérdida y su significado. Sobre las metas que nos proponemos en lo personal y lo profesional, sobre lo que cuesta llegar a ellas y lo que significa toda la travesía transcurrida. Sobre quienes nos acompañan y sobre los que nos dejan antes o después sin previo aviso. Unas interpretaciones magistrales de Gosling y Foy, una banda sonora inolvidable y todo un equipo dando lo mejor de sí delante y detrás de las cámaras hacen una obra maestra reciente e imperdible. Seguro que en no mucho tiempo será reconocida y recordad como debe.