Cuarenta y cuatro años después de que se realizará he visto este largometraje y lo veo actual. Esta comedia absurda, surrealista y exagerada, al principio me ha producido a partes iguales bostezos y leves sonrisas.Tiene gags bastante buenos y diálogos para besugos bastante ingeniosos, pero le falta algo de chispa y le sobran algunas payasadas exageradas de Woody Allen (seguramente a muchos les hará gracia, pero yo prefiero el humor inteligente que también demuestra).
Al principio he dicho que la he visto actual, y es que la política, el poder y los gobiernos por mucho que cambien los tiempos, no cambian. Y dado la situación tanto de mi país como del resto, se puede mirar en el retrato que aquí ha esbozado el genial a ratos Woody Allen.
Es de agradecer su corta duración, pues lo poco gusta y lo mucha cansa, o lo bueno si breve dos veces bueno, con lo que evita hacerse repetitiva y pesada. Woody Allen consigue una comedia ligera y entretenida y no una “opereta de Marietta La Traviesa”.