Esto que voy a escribir quizás moleste a los seguidores de Clint Eastwood como director, pero aquí ha pinchado, este largometraje me deja frío, se me antoja largo y el final no lo entiendo. Vale que en un principio resulta entretenido ver a la variedad de personajes que nos presentan, por sus extravagancias y sus rarezas. Pero luego el argumento, lo que es la columna vertebral de la historia no nos lleva a ninguna parte, seguramente esa sea la intención, que cada cual saque sus conclusiones, pero para eso no hace falta tenernos ciento cincuenta minutos mareando la perdiz.
Hay fallos que al día que escribo que estas líneas son imperdonables, por ejemplo en la escena del bar que aparece el señor de las moscas, si os fijáis se ven los alambres que mueven las moscas. El resto está realizado con un clasicismo y una técnica como ya nos tiene acostumbrados el director. Pero insisto, que para mostrarnos a unos personajes variopintos, para mostrarnos los prejuicios y supersticiones de un parte de la sociedad norteamericana no hace falta tanto metraje.
Es del tipo de películas que si te pilla cansado te duermes a la primera hora. Hay que ser seguidor muy entusiasta del director para disfrutar de este largometraje.