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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Juan Rúas:
9
Musical. Comedia. Romance Antes de conocer a la aspirante a actriz Kathy Selden (Debbie Reynolds), el ídolo del cine mudo Don Lockwood (Gene Kelly) pensaba que lo tenía todo: fama, fortuna y éxito. Pero, cuando la conoce, se da cuenta de que ella es lo que realmente faltaba en su vida. Con el nacimiento del cine sonoro, Don quiere filmar musicales con Kathy, pero entre ambos se interpone la reina del cine mudo Lina Lamont (Jean Hagen). (FILMAFFINITY)
22 de febrero de 2010
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Grata sorpresa, no soy fan de los musicales pero me anoto en la lista de admiradores de Cantando... por sus marcadas virtudes; virtudes que, lamentablemente, no se han sabido explotar en las pelis musicales posteriores.

La historia transcurre en la norteamérica de 1927: el cine hablado se imponía por sobre el mudo y los estudios preparaban todo su nuevo arsenal de ideas con los dispositivos sonoros que tenían a su disposición. En este aspecto la obra es auto referencial, pretende (y lo logra) remarcar esa fuerte transición en la que se veía el séptimo arte. Resulta increíble lo bien que está representado el meta texto: las peripecias del guión, lejos de ser caprichosas como en tantos musicales, aquí son funcionales tanto independiente como encadenadamente. Por otro lado, los detalles técnicos dotan a la obra de una consistente verosimilitud: competencia del star/sistem americano, contratos esclavos que sometían a los actores, las pugnas entre productores y realizadores, la hipocresía, los discursos moraloides y un sin fin de detalles más.

A nivel actoral, el trío Don/Kathy/Cosmo es de lo mejor que he visto en años. A pesar de su función de actor de reparto, O Connor compone uno de los personajes más simpáticos que he visto, obviando sus cualidades superlativas como bailarín.

El tono de la peli es de un humor que oscila entre la tontería simpática y la ironía de falsa inocencia, mediante un ritmo ágil y vivaz: viví toda la peli con una sonrisa de oreja a oreja.

Lo único que puedo objetarle a la peli es aquello por lo cual me quejo seguido en los musicales: la aglomeración de números cantados independientes, uno detrás del otro, sin mediación del diálogo; algo mucho más pronunciado a partir de la segunda mitad de la cinta.
Juan Rúas
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