Si para Buda reencarnamos, para Dios nos ganamos el cielo o el infierno, y allí nos quedamos. No se hace alusión al budismo dentro de Stone pero el planteamiento "epifánico" que describe los diversos estados del alma entre vida y vida lo revelan como el infiltrado filosófico sorpresa de esta peli que posee un par de ideas interesantes, un magnetismo curioso y un devenir del argumento que nunca parece decidirse que camino tomar.

Porque el bullicio filosófico es muy grueso, los tonos aportan cierta suavidad a lo que acontece pero el intento de hacer trascender la trama cae en ideas paralelas que finalmente no se cruzan como deberían: si Norton ha descubierto su revelación existencial, no llega a funcionar como elemento contrapuesto frente al nihilismo de un De Niro que no decepciona así como tampoco despega ni sugiere nada. Hasta el patetismo alienante de su mujer parece más consistente. En el medio está la Jovovich y merece una mención aparte.

Su personaje fue parido por y para...sus escenas subidas de tono, en ese aspecto su función en la trama termina siendo sencillamente desconcertante. Sin embargo: o le dio en la tecla al personaje o realmente es de otro mundo. Parece Afrodita en carne y hueso, una diosa caída en desgracia terrenal. Y se me forma una paradoja, porque la actríz parece de más en la historia pero con sus diálogos hipnóticos y esa mirada ultraterrena termina por construir al personaje más fuerte de la peli.

Trascender o morir en nuestra celda personal llamada cuerpo, una de dos. Idea poderosa para tan poca peli.