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Voto de Juan Rúas:
7
6,7
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Drama
Una anciana pianista, que da clases de música en una cárcel alemana, descubre el talento de Jenny, una joven y conflictiva presa de 21 años, y decide presentarla a un certamen musical para jóvenes intérpretes. Para lograr el primer premio, las dos mujeres, absolutamente opuestas en apariencia, se verán obligadas a trabajar en equipo, a aprender a conocerse y a respetarse... (FILMAFFINITY)
6 de agosto de 2011
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre tanta contención, y luego de tantas escenas medidas, sólo faltaba como frutilla del postre un desenlace tan frenético y creativo como el de Cuatro minutos. Kraus elabora una puesta en escena y dirección notables en donde se pone en juego la tensa relación entre una profesora de piano y una convicta conflictiva. Lo realmente meritorio de la propuesta es el sendero paralelo entre ambas, sólo se cruzan cuando algo no anda bien, cuando la gota aparentemente invisible rebalsa el vaso.
Cuatro minutos es como un perro furioso encadenado a solo cuatro minutos de su, definitiva, liberación. Pocas veces he visto semejante síntesis narrativa. Quizás más reducida de no ser por un orden narrativo no lineal, con flash backs e historias secundarias de poca fuerza que atentan contra la intensidad de la obra, sin llegar a mermarla lo suficiente como para herir sus múltiples méritos.
Ampulosa, grandilocuente en el mejor de los sentidos, la obra de Kraus se haya por la buena senda del cine alemán. Un retrato de una época indeterminada, eterna. Allí donde las almas atadas se desatan para ofrecer, por fin, un espectáculo definitivo.
Cuatro minutos es como un perro furioso encadenado a solo cuatro minutos de su, definitiva, liberación. Pocas veces he visto semejante síntesis narrativa. Quizás más reducida de no ser por un orden narrativo no lineal, con flash backs e historias secundarias de poca fuerza que atentan contra la intensidad de la obra, sin llegar a mermarla lo suficiente como para herir sus múltiples méritos.
Ampulosa, grandilocuente en el mejor de los sentidos, la obra de Kraus se haya por la buena senda del cine alemán. Un retrato de una época indeterminada, eterna. Allí donde las almas atadas se desatan para ofrecer, por fin, un espectáculo definitivo.