Esta es sin duda la película más completa de la tetralogía. No es nada nuevo que una de estas películas empiece directamente con un escena de acción que relativamente va a marcar como va a ser la animación a lo largo de la película. Hay momentos en los que el exceso del 3D parece chocar con el resto de la animación de la película, pero esto no es más que un recurso intencionado que nos dan para mostrarnos ciertos aspectos del entorno.

La primera mitad de la película es algo más pausada y una de las mejores de toda la saga, vemos un perfecto desarrollo de personajes, y el lado más humano de nuestro anime favorito.

Acabada esta nos introducimos de lleno en el caos que ha sido siempre Evangelion, la locura, el simbolismo, el propio arte de la serie, y sin embargo, se las arregla para atar cabos como nunca había hecho. Nos da momentos del pasado que nos hace entender mejor las motivaciones de los personajes, nos explica detalles que habían quedado apartados para ser cerrados en esta entrega.

Y hablando de cierres, la guinda del pastel es un final extremademente emotivo que no solo cierra las películas en si, si no que enlaza con la serie de 1995, y consigue un cierre absoluto para todo Evangelion.