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España España · sevilla
Voto de maro:
1
Drama Adaptación de la novela homónima (ganadora del Premio Planeta) de Antonio Skármeta. Es una historia de amor, amistad y venganza, que se desarrolla en la época del establecimiento de la democracia en Chile, concretamente en el momento en el que se decreta una amnistía general para todos los presos sin delitos de sangre. A pesar de ello, Ángel Santiago (Abel Ayala), un joven soñador y valiente, ha decidido vengarse de los abusos sufridos ... [+]
8 de diciembre de 2009
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mala. Desabrida, sin ritmo, excesivamente endeble se mire por donde se mire. Una parodia que pretende pasar por película seria. Siento de verdad que Fernando, nuestro Fernando, el de títulos memorables, haya resbalado de manera y forma tan ostensible. Un piciazo que, creo, reconocerá en la intimidad. Por partes: a la película le falta ritmo. No se sabe muy bien qué es lo que se nos quiere contar; supongo que un sacrificio: el de joven ex-presidiario desea con todas sus fuerzas liberar de complejos y miedos a una pobre infeliz huérfana de papá y mamá vilmente asesinados por la soldadesca salvaje del dictador, y genocida, Pinochet. Y para que nada falte en este intrincado argumento, la pobre infeliz es muda, consecuencia del trauma del asesinato parental. Sentimientos buenos en su estado más puro, sin duda. El alicaído personaje que representa el buen actor, pero fallido en esta ocasión, Darín sufre una especie de inflamación sentimentaloide ( desea recuperar a su hifjo, pero no puede) y se presta al sacrificio de forma involuntaria ( ¡robando a un adlátere del General genocida!). Mintras tanto, Un malo "malísimo" entra en escena ( no podía faltar) y movido por un resorte criminal comete un esperado asesinato, necesario para que el argumento cuadre, por un fajo de billetes perfectamente "controlado" desde poco después su salida de la cárcel por un apaño y acuerdo con el "violador" alcaide de la prisión.
Un entramado, un revoltijo infumable, aliñado con imágenes totalmente fuera de toda lógica o carentes de razón: como la escenita del caballo remontando el viento mientras los pipiolos cabalgan felices y ansiando, supongo, liberarse de sus miedos interiores ( ambos han sido maltratados, uno en la cárcel, la otra en el orfanato). Y qué me dicen del caballo pululando tan ricamente por una ciudad como Santiago: lo más normal del mundo ( ¿se acuerdan de Pippi Cazaslargas?, pues eso.).
De verdad, me siento profundamente decepcionado. Me he cargado una tarde de mis preciados días de asueto, con la ilusión que tenía de ver y disfrutar de mi admirado Fernando Trueba a través de su sapiencia cinematográfica. Pero bueno: el mejor escribiente echa un borrón, y como creo que el peor castigo es la conciencia, seguro que nuestro director ya estará penando por el producto perpetrado. Eso espero por el bien del cine español. Y que vuelva Fernando, el de obras memorables que tanto han hecho por el magnífico cine español.
maro
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