Es innegable que Will Smith tiene carisma. Cae bien y parece estar casado con la cámara. La taquilla le responde. Si la película funciona en su mayor parte, salvando algún altibajo, se debe, sin duda, al talento cómico de Will Smith, que aporta aquí, incluso, una vertiente dramática en algunos momentos, y a su credibilidad como el Doctor Amor.
“Hitch” posee una estructura dramática bastante simple: un contable torpón (Kevin James, en su debut en cine), con algunos kilos de más, contrata al Doctor Amor para que le ayude a alcanzar a la mujer de sus sueños (Amber Valetta). Paralelamente, Hitch cae rendido ante una periodista especializada en cotilleos, la explosiva Eva Mendes. La película intercala las dos historias, con graciosos gags de por medio y una trama amena.

Sin ser ninguna maravilla, se deja ver bastante bien y no es tan superficial como otras de su género. La pareja Smith-Mendes funciona adecuadamente, se nota cierta química entre ellos, lo que constituye el mayor acierto. La otra historia, que parece ser la principal pero que acaba siendo complementaria, resulta menos creíble, siendo el proceso de “instrucción” lo más divertido y acertado.
Otra característica que la hacen situarse por encima de la media son sus diálogos ácidos, más trabajados que en otras producciones similares. Por ejemplo en las clases de “ligue” o en los cara a cara de Will Smith con Eva Mendes.

En definitiva, una comedia romántica amena, que se deja ver, con una pareja protagonista con gancho.