Soy muy aficionado al futbol, padre de jugadores de fútbol base y he visto una gran cantidad de series y películas sobre fútbol. Como dice un cinéfilo como Garci, no hay muchas películas buenas sobre fútbol. Series, en cambio, algo más. A diferencia de la exitosa “Ted Lasso”, esta no es de ficción, aunque pueda parecerlo (al principio yo casi lo creí).
Una de mis series favoritas es la maravillosa “Sunderland till I die” (Netflix), precisamente una de las razones de esta serie. Según explica Rob McHelenney, actor estadounidense de éxito (“Colgados en Philadelphia”) un día viendo esta serie se quedó tan fascinado que le dijo a su mujer que tenía que comprar un club, parecido a lo de Sunderland.
Así es como convence a otra estrella de Hollywood, el actor de “Deadpool”, Ryan Reynolds, y compran el Wrexham (se dice que por 2 millones de libras), un club modesto de Gales, de la National League, equivalente a la quinta división española.

Sin saber mucho de fútbol, comienzan a informarse de cómo se organiza un club de fútbol, metiendo en puestos importantes del club a gente de su confianza, que tampoco saben casi nada de fútbol. En teoría, una locura que podría parecer un capricho.

A caballo entre Hollywood y Gales, ambos propietarios van adentrándose en las entrañas del club, aprendiendo desde las reglas más básicas de este deporte (como el fuera de juego) hasta cómo cuadrar salarios, hacer fichajes, intentar no superar un presupuesto, lidiar con la Administración local o conocer cómo de apasionados son los aficionados de la ciudad.

Yo he visto sus 18 episodios en Disney+ y puedo decir que me ha sabido a poco. Los capítulos tienen una duración corta, en torno a los 30-45 minutos, que se agradece muchísimo. No suelen esconder nada, incluso cuando se proponen fichajes de otras ligas mayores, muy por encima de sus limitaciones presupuestarias, o un capítulo dedicado a los aficionados más radicales, los “hooligans”.

La ilusión que le ponen tanto Reynolds como Mchelney es alucinante, con viajes constantes a Gales, reuniones con la gente de allí, estrenos de películas en Wrexham, o haciendo todo tipo de publicidad, sea cual sea, para que el club sea sostenible económicamente por sí solo.

Sinceramente, me ha maravillado, me encanta que se hagan este tipo de “docu-realitys”, destinados, eso sí, principalmente a aficionados del fútbol. Está bastante bien realizada, con una clara sobreexposición de los dos dueños, lógicamente,
Además, creo que hay un mensaje claro, y es que hay que luchar siempre por los sueños, por imposibles que parezcan.