Benicio del Toro es un inventor de historias, un contador de cuentos, un creador, pero no al uso. En esta faceta destaca sobremanera.

En "La forma del agua" demuestra que ha alcanzado una perfección técnica y un buen gusto por lo estético loable, como así lo acredita el Óscar a mejor diseño de producción.

Al preguntarme si esta película es buena o mala, solo me sale decir que distinta. Me llega a enganchar por momentos, pero no escapa que la historia de amor sobrenatural sobre la que se sustenta es, cuando menos, intrincada y algo engañosa (¿por qué se habla de pérdida en la voz en off del comienzo?)

Las actuaciones son realmente buenas, Sally Hawkins es espectacular. Si bien es cierto que el personaje antagonista (Michael Shannon, gran actuación) no acaba de estar bien cincelado, demasiado malo por qué sí, y la historia de los rusos está algo difusa, dentro de una trama de espionaje e intriga que, globalmente, funciona, pero a la que le falta algo de mordiente.

Hay que reconocerle a Guillermo del Toro su extraordinaria habilidad para conjugar esta extraordinaria historia y darle sensación de uniformidad pese a su dificultad. Pero en el fondo no me acaba de convencer. Estéticamente, impresionante.