Sucede algo parecido a lo que allá por 1960 los espectadores experimentaron con la mítica Psicosis al ser asesinada Jane Leigh al principio de la película, sólo que en Death Proof se magnifican drásticamente los hechos porque Tarantino se carga no a una sino a las 4 protagonistas más interesantes de todo el film y de una forma excesivamente truculenta, ensañándose en cada plano con las muchachas aunque luego ,al final, intente solucionar el desaguisado misógino a base de puñetazos de otras chicas hacia el gran Kart Rusell.

La película a partir del citado incidente pierde su “encanto” inicial y casi toda su gracia, pues lo que sucede después es completamente una repetición de lo mismo pero con menor interés por muy bien que estén rodadas las escenas en largos planos secuencia, por muy buena que sea la puesta en escena, o cómicos los diálogos de las nuevas chicas , o los guiños cinéfilos a sus propias películas o al tipo de cine en el que se inspiró para rodar ésta. Sólo se recupera el pulso al introducirnos esa magnífica persecución de coches final y que quizás de haber mediado Planet Terror entre la primera andanza del “tarado de la carretera” y la segunda ( como parece que iba a ser en un principio) la película no se resentiría tanto y habría adquirido mayor intensidad…pero…. Eso ya sería otra historia.