La historia queda definida en sus primeros minutos, especialmente para las personas que conozcan a Edgar Cayce, el profeta durmiente, o el trabajo de Brian Weiss. Y digo esto porque dicen que la película huele a rollito New Age. Es lo que tiene no ver en el mundo más allá de tus narices, que le vamos a hacer.
Café de Flore son dos historias de amor conectadas por una canción. Una madre-hijo, y otra entre dos adultos, hombre-mujer. Sin embargo, la trama se aventura en una hipótesis tan seductora como inquietante, si las personas que se aman se vuelven a encontrar en otras vidas.
Esto escuece en esta cultura, sin embargo es obvio y se ve natural en otras, empezando por los sabios lamas.
Para quien cree que detrás de la muerte no hay nada, esta es una película buena con un mal guión.
Para quien sabe que la energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma, es una hermosa hipótesis.
Una buena película donde brilla Vanessa Paradis y el niño con sindrome de Dawn está sobresaliente y en general todas las interpretaciones son de altura. Recomendable.