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Argentina Argentina · Algún Lugar
Voto de ChanteNoire:
6
Drama. Bélico En plena guerra civil de un país africano, el pequeño Agu (Abraham Attah), separado de su madre, pierde al resto de si familia y se convierte en un niño soldado, manipulado por un temible señor de la guerra, el Comandante (Idris Elba), que le enseñará a matar y le instruirá en los caminos de la guerra. (FILMAFFINITY)
23 de noviembre de 2015
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Nuestro país está en guerra y ya no hay más escuela. Así que vamos a tener que encontrar maneras de mantenernos ocupados".

El aclamado director de la primera temporada de True Detective ofrece un notable despliegue visual donde muestra sobradamente su talento como realizador.

Ahora, el arte, a diferencia del entretenimiento, se nutre de ideas. Y aquí el entretenimiento apabulla pero las ideas nublan.

Un Fukunaga que se mueve entre el apocalipsis relatado desde los ojos de un niño, como en la demoledora "Come and See" (1985), ven y acompañame a ver la masacre; y los inquietos planos donde se invita al espectador a tener el mando. Al final no sabemos por donde acercarnos a aquel mundo prácticamente destruido por la anarquía y la crueldad. La pesadilla o el vídeojuego.

La cálida fotografía le pone color a un mundo donde reina la gélida muerte. El ritual de iniciación, el ritual de guerra, la invasión que arrasa todo a su paso, la violencia transformada en acción que entretiene, te mantiene pegado al asiento. En todo destaca la maestría fílmica de su creador.

El relato es previsible. Sabemos lo que va a pasar antes de que pase. El horror no sorprende, incluso se aguarda con tal expectativa que el morbo aplaude. La violencia gratuita aparece en escena, el barro y la sangre pierden significado, la tristeza se pone al servicio del show. La voz en off intenta sobreexplicar lo que debería ser evidente, intentando conmover en una forzada apuesta poética. Tropezamos con palabras que suenan artificiales donde las imágenes deberían hablar por si mismas. Se subestima la imaginación y el entendimiento de quien mira y escucha.

Un desarrollo plano de personajes, sólo el brutal Comandante alcanza cotas de profundidad en su arco hacia el desenlace del film. El niño se desarma entre la inocencia destruida, el viejo prematuro, el filósofo desolado.

Así pasó la guerra en la nación sin nombre, un show de crudeza y muerte que se nos hace muy lejano, demasiado. Otro fiesta a la cual asistir, otro tristeza a la que acostumbrarse. Y el arte es producto, tan envolvente y digerible a la vez, tragar y escupir, sin espantarse, hay que pasar las horas.

Y los niños necesitan ocupar su tiempo; intentan conseguir dinero vendiendo televisión imaginaria, el nuevo entretenimiento. Fuimos advertidos. Buena, más no imprescindible.
ChanteNoire
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