Comienzo intenso dando juego a la curiosidad por saber en que puede desencadenar una situación tan caótica y mostrada con humor. A medida que pasan los segundos, crece un sentimiento narcisista tan argentino que tumba todas las buenas intenciones. Director y guionista parecen mas preocupados en mostrarnos lo graciosos, "vivos", boludos e inteligentes que son los porteños y porteñas, que en contar una historia. Y es que no hay historia. Sólo asoma en los primeros 5 minutos. Después, increíblemente desaparece en un abanico de personajes a cual mas pesado y empalagoso. En todo caso, si de lo que se trataba era de mostrar uno de los paisajes de la fauna porteña, pues entonces le falta ironía, patetismo y fundamentalmente variedad.
Y nada mas. Ah, si. Yo también soy argentino.