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Voto de carlos bosch benitez:
7
6,2
894
Drama
Tras someterse a una cura de desintoxicación para dejar el alcohol, Marco, un maduro viajante de comercio, intenta cambiar el rumbo de su vida. Como parte del tratamiento, se le sugiere que elija un hobby, y él se decide por la pesca. Viaja entonces a Puerto Deseado porque es la temporada de pesca del tiburón, pero también porque su hija Ana vive allí y no sabe nada de ella desde hace años. (FILMAFFINITY)
21 de marzo de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Historias mínimas" me encantó en su día, aunque apenas recuerdo alguna escena. Esta película, bajo mi punto de vista, no llega al mismo grado de maestría en la elipsis, pero tampoco desmerece demasiado.
Aquí no pasa aparentemente casi nada, pero en realidad ocurren muchas cosas. Carlos Sorin es un auténtico maestro en cuanto a economía expresiva. En esta obra los sentimientos y las emociones se encuentran apenas sugeridos, pero están a flor de piel. Me sorprendieron los dos giros inesperados que toma la relación del protagonista con su hija, y que no cuento aquí para no fastidiar a nadie.
A destacar también la increíble belleza de los desolados paisajes de la Patagonia y la sobriedad de la interpretación, si bien creo que- sólo al comienzo- el actor protagonista abusa un poco en cuanto a poner ojos de cordero degollado. Un síndrome relativamente frecuente entre los actores argentinos, según he observado... Aquí nos toca sufrir cosas peores de todas formas.
Aquí no pasa aparentemente casi nada, pero en realidad ocurren muchas cosas. Carlos Sorin es un auténtico maestro en cuanto a economía expresiva. En esta obra los sentimientos y las emociones se encuentran apenas sugeridos, pero están a flor de piel. Me sorprendieron los dos giros inesperados que toma la relación del protagonista con su hija, y que no cuento aquí para no fastidiar a nadie.
A destacar también la increíble belleza de los desolados paisajes de la Patagonia y la sobriedad de la interpretación, si bien creo que- sólo al comienzo- el actor protagonista abusa un poco en cuanto a poner ojos de cordero degollado. Un síndrome relativamente frecuente entre los actores argentinos, según he observado... Aquí nos toca sufrir cosas peores de todas formas.