11 de agosto de 2020
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Como cine político no acaba de funcionar. La temática es interesante pero la escenificación fracasa. La caracterización de Nixon está fatal. Parece otra persona. El relato se queda en una especie de documental que incluye retales audiovisuales insertados en la trama, transcurriendo en un clima teatral con un rigor discutible. El desarrollo tiene agilidad pero le falta fuerza dramática. El género tiene muchos mejores referentes, como la filmografía de Costa Gavras o "Todos los hombres del presidente", también sobre el caso Watergate, protagonizada por dos grandes de la interpretación como Robert Redford y Dustin Hoffman. Esa sí fue una película.
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