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Voto de Scott Carey:
2
Comedia Nacho, Santi, Diego y Víctor, todos de 35 años, son amigos desde su más tierna infancia. En su juventud solían poner a prueba su competitividad y su ingenio haciendo peculiares apuestas. Un incidente provocado por Nacho en una de ellas, le valió ser ignorado para siempre por sus amigos, que, desde entonces, abandonaron aquellas competiciones. Cuando, diez años después, reciben la noticia de la muerte de Nacho y asisten a su entierro, se ... [+]
21 de agosto de 2011
18 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos encontramos ante una comedia cuyo principal inconveniente es que no tiene gracia, y eso en una película de este tipo es fundamental para valorar la calidad de la misma. La historia en sí es un disparate, aunque dado el carácter cómico de la cinta esto no tendría que suponer ningún problema. Lo que pasa es que el guión es malo y la capacidad de los tres actores principales para la comedia deja bastante que desear. Ya no es que Ernesto Alterio y Diego Martín estén sumamente discretos interpretando a unos personajes cuyos diálogos no dan para más, es que el tercero en discordia, Alberto Lozano, tienes escenas que invitan directamente al sonrojo.

Película de humor blanco, blanquísimo, con un sentido del humor que hace treinta años ya empezaba a estar pasado de moda. Tramposa en cierta manera, pues podría parecer que su objetivo es lanzar una crítica a la telebasura. Nada más lejos de realidad (no en vano está producida por Tele 5, y ya se sabe que no hay que morder la mano que te da de comer). El film utiliza este tipo de programas únicamente como marco decorativo por el que se mueven los personajes, pero no hay el más mínimo atisbo de condena a los responsables de dichos espacios. Y en las pocas ocasiones en que se vuelve políticamente incorrecta, lo hace para meterse con los colectivos fáciles (léase rumanos, peruanos y gitanos). Al poderoso ni una mención, faltaría más.

Tampoco su reflexión sobre la amistad y la codicia parece demasiado contundente, pues los dos directores prefieren priorizar la astracanada y la sal gruesa a una visión algo más sofisticada que fuera más allá de cuatro ideas aparentemente graciosas que no es que no provoquen grandes carcajadas, es que ni tan siquiera ayudan a esbozar una tímida sonrisa. Y es que a medida que va avanzando la cinta, uno tiene la sensación de que está viendo un capítulo de teleserie cutre. Sólo la ausencia de cortes publicitarios te convence de que se trata de un largometraje.
Scott Carey
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