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Costa Rica Costa Rica · Guápiles
Voto de 10P24H:
9
Drama. Bélico Un niño judío busca refugio, durante la Segunda Guerra Mundial, en algún lugar de Europa del este, donde se encuentra con muchos personajes diferentes.
19 de abril de 2020
20 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un niño judío (Petr Kotlár) es el protagonista de este brutal filme checo estrenado en el Festival de Cine de Venecia del año pasado. Se desarrolla durante la Segunda Guerra Mundial en algún país eslavo, de hecho, no hay interés de parte del realizador de contextualizarlo en alguno en particular, al punto que incluso lo filmó en idioma intereslavo, una lengua creada a partir de los idiomas de estos países.

Durante las casi tres horas de duración se muestra a este niño sobreviviendo, la obra está presentada, se podría decir, de forma capitular, que tiene como título el(los) nombre(s) de la(s) persona con la(s) que el protagonista se relaciona durante ese espacio de tiempo, para su desgracia, cada uno de estos pareciera ser más enfermo, despiadado y cabrón que el anterior, salvo algunas excepciones.

Así entonces, son casi tres horas de puro sufrimiento, el termino brutal no está expuesto acá de forma gratuita. Vive un vía crucis personal que parece no tener fin, que le agrede física y psicológicamente de forma constante, mientras intenta sobrevivir en un contexto rural terrible que por momentos se asemeja a la Edad Media, lleno de mitos, religión y desamparo, cuando eso parece superarse, lo atrapa el contexto de la guerra, nazis y soviéticos.

Petr Kotlár se consume prácticamente todo el metraje solo, es un hecho que detrás de su actuación tuvo que haber muchísimo trabajo de parte de la producción por los temas abordados. Además, no se pueden obviar los papeles de reconocidos actores como Stellan Skarsgård, Harvey Keitel, Barry Pepper o Udo Kier, para un elenco que en general se muestra en estado de gracia.

Este es el tercer largometraje -y sin duda el más ambicioso- para Marhoul, una producción enorme, con muy buenos escenarios naturales que acompañados por la fotografía en blanco y negro de Vladimir Smutny, ambientan a la perfección el filme, llenándolo de un aura místico y doloroso. El guion fue escrito por él, basado en la novela homónima (1965) del escritor polaco-estadounidense Jerzy Kosinski.

Sin duda, Marhoul consigue impactar, presentando el lado más egoísta y perjudicial del ser humano, con un niño sufriendo atrocidades y viéndolas a su alrededor una y otra vez, en un contexto donde ser de una etnia o una religión diferente hacia “posible” cualquier tipo de agresión, ¿acaso esto todavía no sucede en la actualidad? El director logra lo que quería, atemporalidad y universalización de los hechos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
10P24H
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