Diálogo sobre la media hora de metraje entre los protagonistas que refleja perfectamente la trama y el porqué de la cinta:

-“Tengo entendido que padece una Insuficiencia cardiaca congénita. Está en el estadio 2, o sea que está como para estar en la lista de espera para un trasplante, pero no está como para ingresar en el hospital y estar en el estadio 1; así que si el corazón empieza a fallarle rápidamente y no se encuentra a un donante, está jodida.”
-“¿Es verdad que dijo que cree que no se merece un corazón porque su vida es insignificante en todos los sentidos? Así que no se considera una buena persona”.
-“Dígame: ¿qué contestaría usted si le preguntara lo mismo?”
-“Insignificante significaría muy ambicioso para mí, se lo aseguro”.

Esto es una conversación entre dos personas sin ninguna esperanza de seguir pisando este mundo con una profunda depresión por distintas razones:
Ben Thomas por intentar arreglar lo imposible, pretender dar, mejorar, o alargar la vida a siete personas, las mismas que él en una imprudencia se las quitó, incluyendo a su mujer. Y lo hará pagando el precio que él mismo se impone, con su propia vida, porque piensa que no merece seguir viviendo después del daño que ha hecho y a cada instante se maldice y se tortura rememorando lo acontecido.
Emily Posa sí que tiene ganas de vivir, pero se ve totalmente incapacitada y resignada a tener que esperar una muerte cercana, y créanme, eso incapacita bastante psíquicamente a la par que ella ya lo está físicamente. Solo ve alguna esperanza y sueña con algún futuro cuando se apoya en Ben e intenta divisar cómo sería continuar viva si le llegase ese corazón en las pocas semanas que le quedan de vida.


La mayor parte de los que la denostan es o porque no han sufrido nunca una depresión grave o importante, o evidentemente no están en una fase terminal como la mayoría de los “salvados” por Smith. Por su falta total de empatía, es difícil poder entender algo que se ignora o no se haya experimentado, más si va en contra de tus principios como puede ser el suicidio. Y esta parte de espectadores no se creen nada puesto que lo desconocen, no saben cómo una persona puede actuar en esas condiciones, incluso podrían ser ellos mismos, por ridículo o imposible que les parezca. Otra pequeña parte se centra únicamente en criticarla como ejercicio fílmico, y es cierto que la cinta tiene sus carencias y sus fallos.

Por eso la disparidad de criterio y comentarios, mientras que había gente que lloraba en las salas a otras les producía risa o la ridiculizaban, unos se centraban en unos aspectos y la otra parte en otros totalmente diferentes. Y es que todo tiene un porqué y no hace falta ni ridiculizar ni reírse de las opiniones desiguales, todo es subjetivo y respetable y como en su día dijo Clint Eastwood: “Las opiniones son como los culos, cada uno tiene el suyo”.