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España España · MADRID
Voto de ALVARO:
9
Thriller. Intriga. Drama Manuel (Antonio de la Torre), un influyente vicesecretario autonómico que lo tiene todo a favor para dar el salto a la política nacional, observa cómo su perfecta vida se desmorona a partir de unas filtraciones que le implican en una trama de corrupción junto a Paco, uno de sus mejores amigos. Mientras los medios de comunicación empiezan a hacerse eco de las dimensiones del escándalo, el partido cierra filas y únicamente Paco sale ... [+]
1 de octubre de 2018
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde hace más de veinte años, mas o menos, la corrupción forma parte de la vida cotidiana de los españoles. Ya no causa pavor encontrase con una noticia en prensa sobre financiación ilegal, cobro de comisiones, uso de los privilegios del poder para enriquecimiento y todo lo que usted puede asimilar a tan funesta práctica. Se suceden las tertulias, los editoriales, las declaraciones de unos y otros. Todo ello resulta mas bien aburrido y farragoso. Ya no cuenta con el don de la novedad. Por reiterativo ha terminado resultando cotidiano y hasta integrado en la tradición esperpéntica hispana.
El cine´español no se ha acercado en demasiadas ocasiones a un fenómeno que puede dar tanto jugo. Ya se sabe, siempre se tendría la tentación del maniqueísmo o del oportunismo. De señalar a unos y dejar de lado a otros. En definitiva los riesgos del "Y tú más" tan realmente asqueroso.
Rodrigo Sorogoyen ha cogido, sin embargo, el toro por los cuernos. El trasfondo se inspira claramente en el caso "Gurthell", pero no señala colores de un lado ni de otro. Hay un partido político innominado compuesto por siniestros personajes en torno a los cuales se empieza a estrechar un cerco de descubrimiento de sus tejemanejes. En especial un Consejero autonómico (Antonio de la Torre) se ve en la picota tras la revelación de unas grabaciones comprometedoras. Es un tipo acostumbrado a la arrogancia del poder, a no tener límite en su ambición, a asumir como rutinario lo que no admite excusa moral. Y empieza la pesadilla. su partido le da la espalda, los que le hacían la pelota le toman como un apestado, el futuro se le oscurece. Y él reacciona amenazando con contar lo que sabe, pasa al ataque con ese mensaje tantas veces visto: lo mío es la punta del iceberg, pecata minuta si se compara con lo que esconde la organización a la ayer rendía pleitesía y hoy me ha dejado arrinconado, sólo ante el peligro. Yo no era más que una pieza más del engranaje y no estoy por la labor de comerme el marrón yo solito.
"El reino" adopta formato de oscurísimo thriller, trepidante, con un montaje dinámico que nos mete casi en la piel de su oscuro protagonista. Es muy interesante lo que pasa, y sobre todo da mucho miedo, por que es demasiado real. No se trata de una insulsa tertulia de la mañana radiofónica, es la imagen en la pantalla, aunque sea a través de la ficción, de unos personajes que , en la vida real, rigen el destino de millones de personas, su hacienda, su futuro laboral, la educación de sus hijos, el cuidado de los ancianos. Da pavor pensar que tanta mezquindad, tal ausencia de referentes éticos y morales rigen la vida pública. Toda Facultad de Ciencias Políticas debería pasarla a sus alumnos cada año.
Los actores están soberbios. De la Torre borda su papel de monarca destronado, de príncipe de las tinieblas que inicia una angustiosa carrera en pos de su salvación y descubre toda la podredumbre que le rodea y de la que antes sacaba partido. El gran José María Pou llena la pantalla en cada aparición y el resto de secundarios no le va a la zaga en sus breves apariciones.
Necesaria, brillante, inquietante. Gran cine, en definitiva
ALVARO
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