No en todos los sentidos, porque las expectativas para empezar a verla deben estar bastante bajas, y quizás por eso el mejor momento de la película está en un discurso al principio. Pocas películas han sabido aprovecharse de las expectativas del espectador con el mismo arte y desparpajo. Hay quienes ni saben apreciarlas, o solo piensan en trucos de feria. Y, sin embargo, aquí tenemos la versión más pura y autotélica de este efecto. Esta película vive en los intersticios entre lo obvio y lo inaudito, es una película bien pensada, a la que puedes tanto amar como odiar por igual y muy poquito.

en perante, no le alcanza esta cualidad para efectuarse como es debido. Está bien si es tu estilo, está bien para mi. Cuantioso exponente de la aBnormalidad francesa, quentin produce lo que parece mezcla entre lars von tier y michael bay, si nunca has oído hablar de ellos antes pero sabes buscar la banalidad. La intención no transpira apenas de la película, pero la hace muy entretenida, porque ciertamente hay algo estimulante en seguir la lógica de esta película.
Hay películas con, para bien, un mal gusto contagioso, que una vez las ves desearías no haber visto muchas otras, y luego hay películas como esta... películas para las que te has vacunado (pero no por ello dejas de pedir la baja*).