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Voto de PlanetaClaqueta:
9
Comedia. Romance. Fantástico Un escritor norteamericano algo bohemio (Owen Wilson) llega con su prometida Inez (Rachel McAdams) y los padres de ésta a París. Mientras vaga por las calles soñando con los felices años 20, cae bajo una especie de hechizo que hace que, a medianoche, en algún lugar del barrio Latino, se vea transportado a otro universo donde va a conocer a personajes que jamás imaginaría iba a conocer... (FILMAFFINITY)
13 de julio de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Va a ser muy difícil hacer una crítica de esta película sin desvelar detalles ni personajes de la trama, pero habrá que intentarlo. MIDNIGHT IN PARIS es lo mejor que ha hecho Woody Allen en el siglo XXI y le falta poco para ser la película más taquillera de toda su filmografía. Y ya era hora de que los fans de Allen pudiéramos leer y escuchar comentarios de este estilo, tras una época bastante decepcionante.

MIDNIGHT IN PARIS comienza como cualquier otra de su periplo europeo, como un documental turístico sobre la ciudad en cuestión. Además sin disimular, con imágenes estáticas de la ciudad sobre música suave durante 3 ó 4 minutos. También tras los créditos la ciudad parisina se idealiza constantemente como la ciudad del romanticismo y de la bohemia, un sentimiento que se exagera con la fantasía que Allen imprime al relato, pero esta vez la película va más allá del reclamo turístico y también tiene comedia, amor y fantasía, algo que se echaba en falta en sus últimos trabajos.

Gil Pender (Owen Wilson) es un guionista mediocre enfrascado en el nacimiento de una novela cargada, como él, de nostalgia y romanticismo. Su prometida (Rachel McAdams), su familia y su círculo de amistades (genial Michael Sheen en el papel de pedante sabelotodo) ven en París una oportunidad para comprar muebles caros, hacer negocios o alardear de sus conocimientos de arte mientras que Gil ve una ciudad poética, que en sí misma es arte, y recuerda nostálgico los años 20, cuando París era un hervidero bohemio de escritores, pintores y músicos. Una noche, perdido y borracho en la ciudad, un antiguo Peugeot le transporta a un mundo fantástico donde conocerá grandes personalidades y sobre todo a una musa, Ariadna (guapísima Marion Cotillard), que le hará replantearse todos los cimientos de su vida.

El principal acierto de Woody Allen es adaptar un argumento que a simple vista es ridículo, o para una peli Disney, en una inteligente comedia romántica en la que cuesta muy poco entrar y que una vez que te atrapa ya no puedes salir. MIDNIGHT IN PARIS es una parodia de la historia del arte con mensaje sobre la nostalgia mal entendida y sobre la belleza del presente, aunque también tiene rasgos clásicos de Allen en figuras de mujeres manipuladoras y soñadores incomprendidos y, aunque tenga gags dignos de la mejor comedia de enredo (genial el momento "surrealista" con Adrien Brody), el film se podría decir que es lo más parecido a poesía visual que se haya visto este año.

Las referencias culturales son constantes y convierten a la película en "No apta para chonis, canis y demás fauna" lo cual es de agradecer en una industria cada vez más propensa a dejar descansar a las neuronas. Por otro lado, la suave banda sonora, repleta de vientos y guitarras clásicas al ritmo de jazz y los planos lentos que permiten la improvisación en las conversaciones largas dan exactamente la sensación contraria TRANSFORMERS 3 o similares.
PlanetaClaqueta
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