La película cuenta con todo a su favor, ya que es la típica historia que engancha y sobre todo cuenta con tres intérpretes con mayúsculas, Ryan Gosling, Kirsten Durnst y Frank Langella, que su simple presencia favorece su visionado. La historia está bien montada, ya que aunque en un principio parece lineal, va intercalando momentos del presente con un interrogatorio a Ryan Gosling, cuyas preguntas tiene lógica con lo sucedido en ese momento en años anteriores.
En el guión podrían quedar algunas dudas, pero esas las resuelve bien el director al colocar un comentario explicativo de como está la situación en la actualidad, al ser una historia real.
La película no llega a ser redonda, pese a ese excelente reaprto debido a las carencias del director, cuyo documental multipremiado Capturing the Friedmans lo encontré con muchos defectos, pese al éxito de crítica y los premios recibidos.