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Voto de Javrik:
8
Drama El Padre James Lavelle (Brendan Gleeson) se esfuerza por conseguir un mundo mejor. Le preocupa ver la cantidad de litigios que enfrentan a sus feligreses y a la gente de su parroquia, y le entristece que sean tan rencorosos. Un día, mientras está confesando, recibe una amenaza de muerte de un feligrés anónimo. (FILMAFFINITY)
15 de marzo de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llevo toda la semana ignorando mi deber. Mi deber para con esta película.

Salí del cine con cierta desazón. Mi acompañante dormía desde la mitad de la película, y tuve que clavarle mi codo en las costillas en varias ocasiones para evitar que el resto del público oyese sus descarados ronquidos. Pero yo la ví, vaya que la ví.
Me ha gustado mucho. Ha pasado una semana y vuelve a mi cabeza con cansina recurrencia y me genera la misma desazón feliz.

Esta película va de un cura (parece evidente no?), un cura bastante sano. Lejos de las pretensiones catolicoides, es un buen tipo. Está rodeado de un elenco de pecadores, de nuevo no en el sentido católico de la palabra. Gente castigada. Lujuria, nihilismo autodestructivo, cinismo descarnado, psicópatas, el rico pobre, el cura parásito... Y Brendan Gleeson que tiene que dar respuesta a sus castigadas conciencias con la naturalidad que la daría Jesucristo, sin axiomas o verdades categóricas, a su manera. No deja de ser bonito.

La dirección del guión es errática. Aparte del presunto final ofrecido en la primera escena: "Voy a matarle. Voy a matarle por ser buena persona. Nadie habla mal de usted..."; los diálogos solo sirven para moldear al heterodoxo sacerdote. La vida del Gleeson sigue su curso y él incólume da una lección de cine. Lástima que hayan hecho falta tantos años para que este secundario diese vida a un protagonista a su altura y grosor.

Es un personaje fuera de lugar. Un cura en el seno de la Iglesia irlandesa, cubierta de barro. Un cura contra todo el anticlericalismo de nuestros días. "Yo no soy la Iglesia". No puede dejar de gustar ver un llanero solitario así.

Salvo su pegajosa relación con su hija, todo me parece perfecto. Amén
Javrik
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