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Voto de La Selva de Celuloide:
8
Aventuras. Western Año 1823. En las profundidades de la América salvaje, el explorador Hugh Glass (Leonardo DiCaprio) participa junto a su hijo mestizo Hawk en una expedición de tramperos que recolecta pieles. Glass resulta gravemente herido por el ataque de un oso y es abandonado a su suerte por un traicionero miembro de su equipo, John Fitzgerald (Tom Hardy). Con la fuerza de voluntad como su única arma, Glass deberá enfrentarse a un territorio hostil, ... [+]
16 de febrero de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy un fanático de la pintura hiperrealista, enamorado de los pinceles precisos, de Antonio López, del aerógrafo, de Jason Degraaf, de las sombras exactas, de Iman Maleki, del ambiente de un cuadro que te envuelve, de Isabel Guerra, de la realidad plasmada en un lienzo, de Don Eddy. Los artistas hiperrealistas no necesitan buscar historias dramáticas ni profundas, tampoco momentos épicos ni personajes ilustres para escribir sus cuadros, sus motivos son cotidianos, normales, simples bodegones ordinarios repletos de objetos que nos rodean. Precisamente este es su triunfo: retratar aquello que conocemos a la perfección para enseñarnos los detalles que ni siquiera nuestros ojos han sido capaces de ver, y convertir el lienzo en un espejo de realidad aumentada que, al final, nos arrebata.
El renacido es un cuadro hiperrealista, no contiene una historia profunda ni filosófica, de esas que nos aturden. La historia es simple, pero la pincelada es de maestro.
No quiero hacer ningún tipo de "spoiler", por lo que trataré de no ser muy preciso.
El Fondo de la película es una historia normal, basada en sentimientos muy humanos, seguramente un tipo de historia muchas veces llevada al cine de forma más o menos exitosa, una historia enmarcada definitivamente por el instinto de supervivencia del ser humano. Lo que le da a la película su valor es la Forma, las pinceladas, el aerógrafo, las sombras, el ambiente y la realidad plasmada en los fotogramas por el pintor de películas hiperrealistas que es Iñárritu, pintura en fotogramas plasmada con soberbia maestría y milimétrica precisión.
La película nos muestra planos-secuencia memorables, ya lo hizo en Birdman, (2.014), aquí más cortos pero de mayor calidad, repletos de ese aroma a técnica, a control. La cámara, como el pincel se convierte así en protagonista, íntimamente cercana al sujeto, galopando junto a él y recorriendo visualmente la grandeza de la escena apoyada en un gran angular capaz de inyectarnos en vena la droga de la inmensidad.
Me reconforta ver que el cine, volviendo a sus orígenes y mostrando algo así como a una locomotora que viene de frente por una vía, sea capaz de volver a cautivar al público y darle esa porción de aventura que se balancea por nuestro cerebro y nos empapa de lo que nuestras rutinarias vidas nos niegan.
No sé si le darán algún premio de la academia, de los grandes me refiero. Por lo que he visto hasta ahora, El Negro se lo merece, pero dos años seguidos es mucho para un extrajero. Mi voto va para él (ah!, que yo no voto…).
Mi recomendación: Cuando la veas no te vas a ir pensando en la historia, te vas a ir impregnado de imágenes, de planos, de secuencias memorables, de gran cine, "That's Entertainment". Si no la ves, no sé qué haces leyendo este blog, lo tuyo seguramente es Sálvame Deluxe, además es gratis. Es más, estoy alucinando con que sepas leer…
La Selva de Celuloide
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