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Voto de seagal4ever:
7
7,0
1.505
Cine negro. Thriller
En un momento de gran auge del poder de la mafia, Walter Brown debe acompañar a una mujer para que testifique en un juicio en Los Ángeles. Ella es la viuda de un gángster que ha sido asesinado. La Mafia, sin embargo, está dispuesta a evitar la comparecencia de la mujer al precio que sea... (FILMAFFINITY)
8 de noviembre de 2009
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Producción de bajo presupuesto de la RKO (alrededor de 188.000 dólares) que, pese a la limitación de medios, resultó convertirse en un celebrado clásico del cine negro.
El principal culpable de la bondad de este producto lo encontramos en el guión (que por cierto, estuvo nominado al Oscar), obra de Earl Felton, basado a su vez en una historia de Martin Goldsmith y Jack Leonard. Nos encontramos con una historia de lo más sugerente: la viuda de un capo de la mafia que recientemente ha sido asesinado ha de ser escoltada por un par de policías desde Chicago hasta Los Ángeles para ejercer como testigo en un importante juicio para destapar una serie de nombres que han aceptado sobornos de la mafia. Pero el sindicato del crimen no lo va a permitir, y mandará una serie de pistoleros para evitar a toda costa que la viuda llegué con vida al juicio.
Y por si el hecho de contar con una interesante historia no fuera suficiente, el guión del señor Felton también nos maravilla con dos aspectos más. El primero: un ritmo endiablado, de esos que no dejan ni un segundo de tregua para el espectador; y el segundo: unos diálogos que echan auténticas chispas, sobre todo los referidos al sargento Brown y a su protegida, la viuda Frankie Neall.
El principal culpable de la bondad de este producto lo encontramos en el guión (que por cierto, estuvo nominado al Oscar), obra de Earl Felton, basado a su vez en una historia de Martin Goldsmith y Jack Leonard. Nos encontramos con una historia de lo más sugerente: la viuda de un capo de la mafia que recientemente ha sido asesinado ha de ser escoltada por un par de policías desde Chicago hasta Los Ángeles para ejercer como testigo en un importante juicio para destapar una serie de nombres que han aceptado sobornos de la mafia. Pero el sindicato del crimen no lo va a permitir, y mandará una serie de pistoleros para evitar a toda costa que la viuda llegué con vida al juicio.
Y por si el hecho de contar con una interesante historia no fuera suficiente, el guión del señor Felton también nos maravilla con dos aspectos más. El primero: un ritmo endiablado, de esos que no dejan ni un segundo de tregua para el espectador; y el segundo: unos diálogos que echan auténticas chispas, sobre todo los referidos al sargento Brown y a su protegida, la viuda Frankie Neall.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Si a todo esto le añadimos una gran labor de dirección de un cada vez más enchufado Richard Fleischer, podremos entender el porqué de tanto halago hacia esta película. A pesar de contar con unos más que evidentes limitados recursos (la mayoría de la acción tiene lugar dentro del tren), el resultado es realmente encomiable. Ya desde el principio, con esa maravillosa escena del tiroteo en las escaleras del apartamento donde recogen a la viuda, se deja ver el buen hacer de Fleischer, que se mantendrá invariablemente competente hasta el último fotograma.
Las interpretaciones también están a la altura de las circunstancias. Destaca el sargento Walter Brown (Charles McGraw), un duro e incorruptible agente de la ley que defenderá incluso con su propia vida a la testigo. Marie Windsor también da el do de pecho, y sin duda las discusiones entre ella y el sargento son algunos de los momentos más álgidos de la película. La presencia de los secundarios no hace sino avivar la tensión dramática y mantener un continuo tira y afloja por saber hasta que punto está cada uno de ellos implicados o no en la trama por asesinar a la testigo protegida.
La vuelta de tuerca de guión que hay hacia el final del segundo acto, en la que descubrimos que la auténtica viuda del mafioso es otra pasajera y no la que se supone que llevaba todo el tiempo protegiendo Brown, funciona realmente bien y nos deja a todos a cuadros por lo inesperado de la situación, pero al mismo tiempo por la lógica aplastante de la misma.
Unas esplendidas interpretaciones, un guión de lo más interesante (amén de un ritmo trepidante, que sin duda se ve favorecido por la escasa duración de la película: algo más de una hora) y una dirección y puesta en escena notables, dan como resultado esta pequeña gran obra del cine negro. En 1990 Peter Hyams revisionó de manera bastante satisfactoria esta historia, pese a no llegar al nivel de la obra que nos ocupa.
Las interpretaciones también están a la altura de las circunstancias. Destaca el sargento Walter Brown (Charles McGraw), un duro e incorruptible agente de la ley que defenderá incluso con su propia vida a la testigo. Marie Windsor también da el do de pecho, y sin duda las discusiones entre ella y el sargento son algunos de los momentos más álgidos de la película. La presencia de los secundarios no hace sino avivar la tensión dramática y mantener un continuo tira y afloja por saber hasta que punto está cada uno de ellos implicados o no en la trama por asesinar a la testigo protegida.
La vuelta de tuerca de guión que hay hacia el final del segundo acto, en la que descubrimos que la auténtica viuda del mafioso es otra pasajera y no la que se supone que llevaba todo el tiempo protegiendo Brown, funciona realmente bien y nos deja a todos a cuadros por lo inesperado de la situación, pero al mismo tiempo por la lógica aplastante de la misma.
Unas esplendidas interpretaciones, un guión de lo más interesante (amén de un ritmo trepidante, que sin duda se ve favorecido por la escasa duración de la película: algo más de una hora) y una dirección y puesta en escena notables, dan como resultado esta pequeña gran obra del cine negro. En 1990 Peter Hyams revisionó de manera bastante satisfactoria esta historia, pese a no llegar al nivel de la obra que nos ocupa.