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Voto de John Dunbar:
7
Ciencia ficción. Thriller El futuro, en una distopía. Dos personas por nivel. Un número desconocido de niveles. Una plataforma con comida para todos ellos. ¿Eres de los que piensan demasiado cuando están arriba? ¿O de los que no tienen agallas cuando están abajo? Si lo descubres demasiado tarde, no saldrás vivo del hoyo.
19 de enero de 2022
3 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Envuelta en una realidad paralela con múltiples connotaciones, acaba moviéndose como una alegoría que acoge pensamientos de un mundo aterrador. El encierro voluntario de todos los presentes supone en realidad una penitencia personal a cambio de algo a conseguir por la vía más recta, sin atender a ningún principio de mérito y capacidad. La primera idea con sentido que nos deja para entender cualquier desproporción numérica en forma de piso alternativo, para estar más cerca o más lejos del acceso a la comida, en definitiva la vida, diríase que va en función de la exigencia a conseguir. Sin embargo, esta conjetura, como otras posibles a hacerse, falla en cuanto en esta rareza se cumple ese ciclo impuesto de un mes, momento en el que una diabólica aleatoriedad entra en juego con algo o alguien barajando de nuevo para una disposición de las cartas completamente diferente.
Demasiadas preguntas para tan pocas respuestas. Sea quien sea, como sea y por lo que sea, la agobiante atmósfera o el aburrido encierro termina siendo lo de menos ante la primaria y evidente necesidad de conseguir alimento (obvio). Superada la repulsión inicial, parece que lo único que nos queda también a nosotros es entender que la mierda siempre cae hacia abajo, único principio que rige en esta torre de no se sabe si desheredados o sinvergüenzas, como una máxima inalterable en la que solo cabe desesperación o lucha.
Ya en el umbral de la locura, gusta de coquetear con principios solidarios y encuentra en la justicia social una luz en la oscuridad que pronto se apaga. El reparto equitativo tan solo es la antesala de las pulsiones más básicas, y eso también sabe que es inherente al individuo, por tanto, el egoísmo decide ser el factor alterable y determinante en este limbo en el que decides sin decidir, una disyuntiva que no extraña que opte como el verdadero comestible a darnos en esta rocambolesca salsa llena de hipótesis y demencia, se vea como metáfora o realidad.
John Dunbar
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