Película escrita y dirigida por Marina Seresesky cuyo desarrollo descansa en el estupendo duelo dramático de Carmen Machi y Terele Páves modulado en su intensidad por la buena labor de Asier Etxeandía. Hoy día se tiende a difuminar hasta la negación los límites entre la derecha y la izquierda. No obstante existe un sólido criterio de análisis para evitar la confusión. La mentalidad de derechas atribuirá las circunstancias de una vida al esfuerzo y mérito propios enfatizando la capacidad de decisión y la libertad individual para aprovechar sus opciones. La mentalidad de izquierdas atribuye las circunstancias vitales a las condiciones sociales de origen de una existencia que limitan hasta la anulación la capacidad de respuesta del sujeto. La libertad individual se asfixia en la desigualdad de partida. Esta diferencia determina como se entiende y vive la política, la profesión, la fe y, en definitiva, la valoración de los seres humanos en convivencia. Decidirá si abrimos o cerramos la puerta al sufrimiento de los desfavorecidos, de los atrapados desde la infancia en la prostitución, las drogas y la miseria. La película es paradójica pues pone la posibilidad de liberación en un movimiento individual de toma de conciencia mientras derrumba cualquier posibilidad de solidaridad entre los afectados por las mismas circunstancias. Es un agónico sálvese quien pueda que amenaza con cerrar todas las puertas.