Si uno logra suspender la incredulidad y tragarse algunas situaciones que realmente aparecen metidas con calzador y la ve sin grandes expectativas puede disfrutar viendo tanto el maravilloso paisaje gallego, como algunas actuaciones más que decentes. En el debe habrá que anotar el hecho de que siendo todos gallegos y transcurriendo la historia en Galicia, solo la Guardia Civil habla en gallego posiblemente para poder venderla mejor (lo que ya ocurría son la sobrevaloradísima Patria y el euskara, solo que allí es mucho peor, por cuanto los protagonistas tienen como seña de identidad el hablar en el idioma vasco), un plot twist que se ve venir desde un par de capítulos antes con lo cual no sorprende en absoluto, una cantidad de conveniencias de guion o el personaje de Nerea que no se sabe que pinta allí y más parece puesto para cumplir la agenda inclusiva que, al parecer, deben cumplir todas las últimas series estrenadas y su objeto es nada más que soltar el discursito feminista de turno.